Así la conocíamos en mi casa. Los técnicos dirán apicultores, pero para mi abuelo Pepe que nació con el siglo como decía mi padre, y para tantos otros en esta provincia de campos y colmenas, siempre fueron colmeneros.
Gente que se dejaba las manos y la paciencia entre abejas para arrancar de ellas ese oro líquido y gelatinoso que endulzaba la vida y, en muchos casos, ayudaba a llenar la despensa en tiempos de estrecheces.Cuenta la leyenda que la costumbre de llevar este apellido surgió en China por el año 2850 a.C. En Europa, los primeros apellidos se remontan a la Edad Media, cuando la burguesía comenzó a tener acceso a bienes inmuebles y se volvió necesario empezar a definir con mayor precisión a qué familia pertenecía cada cosa. Hay rastro y familia de aquellos primeros "colmeneros" en Asturias, Guipúzcoa, por supuesto en Zamora y también en la cercana Orense.
Hoy, el panorama ha cambiado, pero la esencia sigue. La miel zamorana se ha hecho fuerte en el mercado, aunque la batalla al menos la legal y la del sentido común no es fácil. En un mundo donde las mieles de pega, aguadas y azucaradas, intentan colarse en nuestras casas con etiquetas de dudosa procedencia, los colmeneros zamoranos de verdad levantan la bandera de la autenticidad. Porque la miel de aquí, de nuestros pueblos, tiene ese punto de terruño, de esfuerzo y de calidad que no se falsifica.
Este fin de semana, Zamora se convierte en la capital de la miel. La VI Feria Apícola Internacional 'Meliza' abre sus puertas en Ifeza desde este viernes hasta el domingo 16 de febrero, con 111 expositores y 152 stands. Y, ojo al dato, porque por primera vez se celebra también el XII Congreso Nacional de Apicultura. Vamos, que si te interesa el mundo de las abejas, este es el planazo del fin de semana.

La feria es, sobre todo, para profesionales. Pero, seamos sinceros, los que amamos la miel y valoramos el trabajo de los colmeneros también tenemos hueco. Porque este año, además, hay motivo de celebración: la Marca de Garantía Miel de Zamora ya es una realidad, la primera de Castilla y León. Eso es ponerle sello de calidad a lo que muchos ya sabíamos: que la miel de aquí es otra liga.
Y es que nuestras abejas no solo producen miel. Son las guardianas de la vida. Sin polinización, el ciclo natural se tambalearía. Así que, cuando un colmenero te venda un bote de miel, piensa que no es solo dulzura: es biodiversidad, es futuro, es tierra. Ellas estaban aquí seguramente antes que nosotros porque ellas son origen y son vida.
Así que ya sabes: este fin de semana pásate por Ifeza, prueba, pregunta, experimenta los diferentes tonos y sabores, olores también y llévate a casa un tarro de ese oro líquido que tiene sabor a Zamora. Y, de paso, rinde homenaje a esos colmeneros de ayer y de hoy que, como mi abuelo Pepe, hicieron de las colmenas un legado que sigue vivo.
