Hace 18 años que llegó a Zamora y hoy ha puesto el broche de oro a las fiestas de la ciudad que le acogió. Su actuación en las Aceñas de Cabañales con su inseparable acordeón puso al público que llenaba las sillas colocadas para la ocasión, en pie. Cada pieza era recibida con un aplauso y el músico ruso lo agradecía desplegando toda su energía en el escenario.
Antes de comenzar la actuación ya no había sillas libres y muchos zamoranos tuvieron que escuchar su música fuera del recinto ante la imposibilidad de entrar al haber aforo completo.
En un entorno al aire libre incomparable y con un calor de justicia, Lagutik hizo gala de su versatilidad. Este virtuoso del acordeón, que lo mismo interpreta un pasodoble que una composición de Antonio Vivaldi, entusiasmó a los espectadores con su "Reino de los géneros musicales" entre el trinar de los pájaros y el sonido del río Duero. "Escuchar y ver esto es un milagro", dijo Lagutik al público, que refrendó sus palabras con aplausos.
Y tras agradecer a los zamoranos su acogida, el músico ruso continuó tocando su acordeón en armonía con un auditorio que le demostró su cariño ocupando todas las sillas disponibles para ver el concierto.
