Puerta grande para Guillermo Hermoso y Sergio Pérez de Gregorio en la tarde de rejones de Zamora

Tarde de bochorno, aguacero y emoción en el coso zamorano, que vivió una jornada de rejoneo marcada por la expectación, el calor, la lluvia… y el arte ecuestre. Tres cuartos del aforo, principalmente en sombra, recibieron con ganas a los caballistas Leonardo, Guillermo Hermoso de Mendoza y Sergio Pérez de Gregorio. El festejo, que comenzó con retraso y bajo cielos encapotados, terminó con Puerta Grandesy el sabor de una tarde intensa en la que Zamora volvió a responder con pasión.
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Así transcurrió el festejo:

Leonardo abre plaza con entrega

El primero de la tarde, “Navarrito”, negro bragao, salió con fuerza para Leonardo, que se lució con cambios de caballo y una faena de banderillas al quiebro muy celebrada. El pasodoble de Nacor Blanco la Gracias de Dios puso banda sonora a una lidia correcta, con detalles de calidad. En la suerte de muerte, tras una estocada certera y varios intentos de descabello, el toro cayó. Aplausos para jinete y astado.

Guillermo Hermoso deja su sello

El segundo fue para Guillermo Hermoso, que recibió a un berrendo bragao de 570 kilos con temple y colocación precisa en el primer castigo. Con bravura, el navarro condujo la faena sin ayuda de subalternos, logrando momentos de cercanía y estética con su cuadra. Estocada efectiva, aunque el descabello se fue a dos tiempos. Aplausos y buenas sensaciones para el joven jinete.

Sergio Pérez se gana al público

El tercero fue el primero para Sergio Pérez de Gregorio, que conectó con el tendido desde el inicio gracias al dinamismo de su cuadra. Destacó la salida con un caballo blanco que, pese al aguacero que ya caía, ofreció momentos brillantes. Estocada certera, oreja y ovación para el jinete que apuntaba ya a la puerta grande.

El cuarto, bajo agua y con merienda

De nuevo Leonardo, tras la merienda y con el ruedo patinoso por el aguacero, enfrentó a un toro con movilidad al que supo llevar con nobleza. Pese a la faena destacable, la ejecución de la suerte suprema se fue a dos tiempos y el presidente denegó la oreja, aunque el público respondió con palmas moderadas.

El refrán se cumple con Hermoso

“No hay quinto malo”, y Guillermo Hermoso lo confirmó. Con la lluvia calando al tendido y la banda en plenitud bajo dirección de Álvaro Lozano, Hermoso bordó una faena de raza y carisma. En la estocada, el toro cayó redondo y el respetable, en pie, pidió con fuerza la doble oreja. El presidente concedió ambas y el jinete celebró la puerta grande con una vuelta al ruedo con sabor a triunfo y bota de vino. No faltó el selfie: una joven le lanzó su móvil para inmortalizar el momento.

Cierre brillante con Pérez de Gregorio

El último de la tarde, con viento y frío ya asentado, fue para Sergio Pérez, que ofreció una faena firme y seria. Pinchazo inicial bien colocado, sucesivos aciertos con el acero, y descabello de rodillas que arrancó la ovación. El público pidió las dos orejas, que le fueron concedidas, sumando así su puerta grande a la de Hermoso.

Una tarde con alma

En conclusión, el festejo rejoneador superó todas las inclemencias. Zamora vibró con el arte a caballo y volvió a llenar su plaza con el sabor de los grandes días. Guillermo Hermoso y Sergio Pérez de Gregorio salieron por la puerta grande, mientras que Leonardo, con oficio y entrega, dejó el listón alto pese a que la espada le jugó malas pasadas.

Resaltar la magnífica organización de Tauroemoción y la amabilidad y profesionalidad de los porteros que llevaron al respetable a sus asientos acomodaron a los que necesitaron buscar sus asientos y dieron un trato inmejorable a los que lo requirieron, un diez para ellos.

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