En la Iglesia de Santa María Magdalena, uno de los elementos más destacados es un sepulcro románico que guarda la tumba de una dama desconocida. Este sepulcro, ubicado en el muro norte del templo, data de finales del siglo XII y es considerado uno de los mejores ejemplos conservados del arte funerario románico en Europa. Su estructura, similar a un baldaquino, está decorada con figuras y símbolos que reflejan la época y la relevancia de la persona enterrada.
La figura yacente que adorna el sepulcro muestra a una mujer tendida, cubierta por una capa, rodeada de ángeles que sostienen su alma en un gesto de ascensión hacia el cielo. Esta escena simboliza el paso al paraíso, mientras que los seres fantásticos que adornan los capiteles representan las tentaciones que la dama superó durante su vida. La calidad de la obra y la precisión de su talla la convierten en una joya del románico.
Aunque no existe una inscripción que permita identificar a la persona enterrada, se han barajado varias hipótesis sobre su identidad. Una de las teorías más extendidas es que se trata de la reina Doña Urraca de Portugal, esposa de Fernando II de León. Otros estudios sugieren que podría tratarse de una mujer de alto rango de la nobleza local, aunque no se ha logrado confirmar su identidad de manera definitiva.
Este sepulcro no solo es relevante por su belleza y simbolismo, sino también por su contexto histórico. Forma parte del legado artístico de la Iglesia de Santa María Magdalena, un templo que, aunque carece de retablos, destaca por su arquitectura románica. Visitar este sepulcro permite acercarse a la historia y al arte de una época fascinante, que sigue atrayendo la atención de expertos y visitantes por igual.