Algo menos de cuatro meses han pasado desde que el MMT Seguros Balonmano Zamora disputara su último encuentro oficial, en Santander y ante el Go FIT Sinfín. Los zamoranos vencieron en tierras cántabras y consumaron un ascenso que se hará realidad mañana.
Han pasado cuatro meses de trabajo en todos los ámbitos del club, y de incredulidad ante el reto conseguido. Nadie acababa de ser consciente de lo que se había logrado en la cancha, de lo que un equipo que buscaba la salvación había conseguido, y el paso del tiempo ha ido haciendo patante una realidad que no será tangible hasta mañana.
Cuando los jugadores pistacho pisen el Ángel Nieto, su nuevo coliseo, la nueva casa de los Guerreros de Viriato, una pista que con el tiempo se convertirá en igual de inexpugnable que lo fue el Manuel Camba; en ese momento se darán cuenta de que son Asobal. Cuando encajen el primer gol, cuando caigan por primera vez al suelo, cuando sufran la primera falta y cuando pierdan el primer balón.
Sin embargo, cuando llegue el primer gol de los zamoranos, cuando sientan el apoyo de la hinchada, cuando el electrónico dictamine que el Ángel Nieto va a ser una cancha complicada, en ese momento se darán cuenta de que siguen siendo el mismo grupo de jugadores que han hecho realidad sueños imposibles.
De Santander a Zamora han pasado cuatro meses, prácticamente 120 días de alegría y de trabajo, porque este club no para nunca de crecer y siempre trabaja para ir un paso por delante de la exigencia. De Santander a Zamora ha pasado un ascenso que mañana se hará realidad.
