El CB Zamora volvió a rozar la victoria, volvió a tenerla entre los dedos y volvió a dejarla escapar. Como ante Fuenlabrada. Como en tantos otros partidos de esta primera temporada en la exigente Primera FEB. Esta vez, en Pisuerga, frente a un Real Valladolid que necesitaba más el triunfo, que apretó los dientes cuando todo parecía perdido y acabó llevándose un duelo que, durante muchos minutos, fue zamorano.
Los de Saulo Hernández sabían que este era uno de los cinco pasos que les quedaban para sellar la permanencia. Uno de esos partidos que podían marcar la diferencia entre continuar en la élite o volver al pozo. Y durante tres cuartos, parecía que ese paso iba a darse con firmeza. El CB Zamora arrancó mejor, valiente, sólido en defensa y con claridad en ataque. El primer parcial cayó de su lado (23-26) y, aunque los pucelanos reaccionaron en el segundo (28-26), el guion seguía parejo, igualado, con alternativas y sin un dominador claro.
Fue en el tercer cuarto cuando los zamoranos ofrecieron su mejor versión. Intensos atrás, rápidos al contragolpe, y con los principales anotadores brillando: Buckingham se reivindicó con un partido muy completo, tras el amargo final de la semana pasada, y Jordan Walker sumaba puntos pese a no estar fino desde el triple. Con un parcial de 15-24, el CB Zamora se marchaba al último cuarto con más de 15 puntos de ventaja en el global y todo de cara para sellar virtualmente la salvación.
En un último cuarto fatídico, el Real Valladolid olió la sangre, creyó en la remontada y se lanzó a por ella. A lomos de un incontenible Joshua Mballa, una auténtica pesadilla para la defensa zamorana con 22 puntos, 10 rebotes (7 ofensivos) y 5 robos, los vallisoletanos empezaron a recortar. El CB Zamora, por su parte, se atascó. Solo 10 puntos en el último cuarto. Nervios, pérdidas, malas decisiones y una defensa que ya no contenía ni reboteaba. El trabajo colectivo, uno de los sellos del equipo, se resquebrajó justo cuando más falta hacía.
Y así, en los últimos tres minutos, el Real Valladolid completó la remontada. Pisuerga rugió, y el CB Zamora bajó la cabeza. Otra vez cerca. Otra vez no suficiente. Con esta derrota, el CB Zamora no compromete del todo su permanencia, pero se acerca peligrosamente a la zona caliente. Siguen teniendo más opciones de quedarse que de bajar, pero las jornadas se agotan y las victorias se escapan. Y como en Valladolid, no siempre por falta de méritos sino por detalles. Detalles que, en esta liga, deciden el futuro de un club.
Quedan cuatro pasos. Cuatro finales. Y el CB Zamora necesita convertir esa buena imagen en resultados. Porque si no, la historia puede tener un desenlace que nadie en Zamora quiere escribir.