Hay un pueblo en Zamora donde la Navidad se siente antes de que se vea. Al cruzar el puente, los primeros destellos de luces y los adornos tejidos a mano anuncian que algo especial ha despertado: un universo donde Reyes Magos conviven con gnomos y palos de caramelo, y donde cada rincón invita a pasear despacio y dejarse sorprender.
Ese lugar es Granja de Moreruela, que durante estas fechas se transforma en Granjaruela, un paseo navideño hecho a mano por la Asociación Cultural. No aspira a ser una gran ciudad iluminada, pero sí un pueblo que se vive y se siente como un auténtico escenario de Navidad.
El recorrido comienza en la pradera del frontón. Reyes Magos, gnomos y grandes palos de caramelo marcan la entrada, mientras un trenecito cargado de regalos parece listo para iniciar un viaje imaginario. Árboles decorados y adornos tejidos a ganchillo aportan color y calidez, con mensajes que felicitan las fiestas y recuerdan el valor de lo hecho a mano.
El camino conduce hasta un portal de Belén a tamaño natural, instalado en la puerta de la nave del frontón, donde tradición y creatividad conviven sin estridencias. Cruzando el puente, el recorrido continúa hacia el prado del nuevo Centro de Innovación Social, donde un muñeco de nieve y otros elementos decorativos completan la estampa, pensada para grandes y pequeños.
Al caer la tarde, la luz transforma el conjunto. El puente, el prado y la fuente se iluminan y convierten el paisaje habitual en una postal que invita a detenerse y mirar. En la entrada de la iglesia, un árbol de Navidad de tres metros, elaborado en hierro por el Ayuntamiento —obra del aguacil— se alza como símbolo del trabajo colectivo.
Dentro del templo, José Luis se encarga de adornar el altar y de instalar el Belén, manteniendo viva una tradición que forma parte de la identidad del pueblo. Cada detalle recuerda que la Navidad aquí no se trata de artificios ni consumo, sino de participación y memoria compartida.
Al final del paseo, solo queda detenerse un instante y dejar que la luz, los adornos y el espíritu del pueblo hablen por sí mismos. Granjaruela no necesita espectáculos ni grandes luces: aquí, la Navidad se vive caminando, descubriendo cada rincón y disfrutando del tiempo que vecinos y vecinas han dedicado a convertir Granja de Moreruela en un lugar donde la ilusión se hace visible en cada detalle.