jueves. 25.04.2024
Ángeles trabajando en la explotación ganadera de la familia en Fariza
Ángeles trabajando en la explotación ganadera de la familia en Fariza

Nacida y criada en Fariza, Ángeles Santos sólo se ha separado de sus raíces rurales y de su vida en el campo durante los años que pasó en Salamanca estudiando ADE. Sin embargo, su futuro siempre ha estado ligado a la tierra y a la empresa que sus progenitores crearon cuando apenas tenía ella 14 años, ya sabiendo del camino que sus hijos pretendían recorrer. La quesería La Faya se ha convertido en uno de los símbolos de esa España y Zamora rural que se resiste a desaparecer y que lucha por mantenerse en un mundo en el que la tradición ya debe de ir obligatoriamente de la mano de la innovación. De hecho, sus quesos son elaborados de manera artesanal y ecológica y forman parte de la tan apreciada DO de Queso Zamorano. 

Un sendero que siempre ha sido tortuoso y, si bien más o menos reconocido en estos tiempos en el que el sector primario reivindica sus derechos, unos precios y una PAC justa- más lo es para la mujer rural que arrastra toda una historia a la sombra en un trabajo de lo más sufrido y que han tenido que compaginar con las labores domésticas y el cuidado de la familia.

“Nos falta todavía tanto por recorrer… que se valore nuestro trabajo -primero como agricultoras, ganaderas y campesinas- pero también nuestras otras jornadas laborales”. Ángeles recuerda que las tareas del hogar siguen recayendo sobre las espaldas de las mujeres en los pequeños municipios, a lo que se suma además el cuidado en muchos casos de los más dependientes de la familia.

Unas reivindicaciones que proceden de una generación que lucha por mantenerse en la tierra que les vio nacer, afectada como la que más por la despoblación y a la que se suma el trabajo de sus madres, abuelas y bisabuelas, siempre silenciado bajo el yugo de la historia, incluso de la propia PAC que sólo ha comenzado recientemente a reconocer su papel (el 30% de titulares de explotaciones agrarias son mujeres, que representan a su vez el 37,5% de los perceptores de ayudas directas de la PAC).

Ángeles, de 36 años, recuerda que cuando nació en su casa “ya había ovejas y agricultura”. “Yo tenía muy claro que quería salir de mi rutina habitual, formarme para elegir lo que podía ser y elegí quedarme en el pueblo: elegir trabajar con mi familia, con mi ganado y mis tierras”. Lo dice con ese orgullo que da el haber elegido voluntariamente continuar con el legado familiar y reflexionando sobre todos los derechos conquistados pero el largo trecho que queda aún por recorrer.

En estos días, la joven sayaguesa está participando en el País Vasco a un Encuentro de Mujeres Ganaderas en el que abordan cuestiones como el liderazgo femenino, la participación de la mujer en asuntos de la vida pública así como visitas a proyectos pioneros impulsados por mujeres en el medio rural.

Ángeles Santos, la voz de la juventud rural: “Nos falta tanto todavía por recorrer…”