La Hermandad de Jesús en su Tercera Caída recorre las calles para llegar a una abarrotada Plaza Mayor donde la Banda de Zamora y el coro de la cofradía han entonado "La Muerte no es el Final".
Oración y cántico por los que cayeron y un mensaje de esperanza: la muerte no es el final. La Hermandad de Jesús en su Tercera Caída ha efectuado esta tarde su salida procesional desde la iglesia de San Lázaro hasta desembocar en una abarrotada Plaza Mayor, donde la música ha ilustrado el rezo, para concluir en el Museo de Semana Santa.
En el barrio de San Lázaro las esquilas del Barandales y la Banda de Clarines y Tambores de la hermandad anunciaban a las ocho y media de la tarde la salida de la procesión, con centenares de hermanos concentrados en la Cuesta de la Morana que iban incorporándose en dos largas filas. El negro de túnicas y caperuces y las capas blancas iban dibujando el recorrido de la procesión en una tarde de primavera que ha permitido a la hermandad lucir la procesión por las calles con numeroso público esperando en las aceras.
En la cabecera, la colección de cruces de José Luis Coomonte y después la Cruz de Yugos portada a hombros por sus hermanos de carga, y más allá la Corona de Espinas de arados, una joya que debería ser mostrada todo el año a quien se acerque a conocer la ciudad.
Y como cada Lunes Santo, la iconografía de la Pasión de Cristo en perfecto orden cronológico: primero La Despedida de Pérez Comendador, precioso grupo que muestra el abrazo último, la ternura en los ojos y en el gesto entre Jesús y su Madre; después, el portentoso Jesús en su Tercera Caída, obra de Quintín de Torre, una imagen señera de la Semana Santa zamorana que emana fuerza y que, como La Despedida, hablan de la renovación estética de la Pasión en Zamora y de las nuevas formas en la imaginería que perduran hasta hoy. Y finalmente la Virgen de la Amargura, del zamorano Ramón Abrantes, dejando los destellos rojos de su manto en las calles y con una mano implorante demandando respuestas al cielo.
Ya en la Plaza Mayor, llena hasta la bandera, y tras colocar de forma impecable a los hermanos, ha tenido lugar la oración por los difuntos y el rezo se ha transformado en cántico cuando la Banda de Zamora y el Coro de la Hermandad han interpretado "La Muerte no es el Final", uno de los momentos más logrados de cuantos se han incorporado en los últimos años en la Semana Santa, que ha calado hondo en el sentir de todos los zamoranos. Silencio y emoción en una ciudad viva que recuerda a sus muertos.
Galería de imágenes y vídeos (Rafael Lorenzo, Marcos Vicente, control realización y producción: Fco Colmenero)