Leer el sumario sobre el caso del asesinato de Laura Luelmo y haber tenido la posibilidad de seguir todo lo relativo a este estremecedor suceso desde el inicio así como las aseveraciones de todo lo que pasó Laura, me dan elementos de valor y juicio suficiente como para despreciar y desear a Bernardo Montoya el peor de los castigos antes de provocar el mayor de los sufrimientos que él ha dado a esta sociedad.
No valen prisiones permanentes y menos revisables. En este caso no hay nada que revisar, bueno si, la pena de infringir el mismo sufrimiento que el procesó sobre nuestra Laura.
Conocí a Laura, en el entorno de su novio, a su familia y por supuesto a su novio Teófi con el que me une una pasión, las motos.
No valen el borrón y cuenta nueva, no vale esa pena "nueva" que le han impuesto, nunca deseé la muerte a nadie salvo a las personas y familias que sufren una agonía dolorosa, pues bien, esa agonía merece Montoya.
Ninguna compasión porque ha quedado claro que cualquier adjetivo que busque desde cruel, hasta asesino sin escrúpulos, vale para calificar la aberración del ser Bernardo Montoya.
No hemos publicado el conjunto de aseveraciones que se han probado, porque en muchos casos son tan duras y crueles que el calvario sufrido por Laura, su familia y amigos no merecen por todo el respeto del mundo que les hagamos recordar más.
Lo único que queremos con esta reflexión es advertir a los jueces y a los que piensen en la redención, en el arrepentimiento, en la libertad o en los derechos humanos que ni este monstruo es un ser humano ni merece el aprecio en ningún momento de esperemos su corta existencia, o larga con ojalá el mayor sufrimiento posible.
No hay perdón posible, no hay aprecio considerable, no hay nada que me haga pensar que tiene una oportunidad para redimir su culpa tras leer el sumario e incluso la historia de ese ser.
No tiene problemas mentales, el único problema que tiene y tendrá es haber existido. Abominable e inhumano, cruel, vil, y mil calificativos que quedan cortos ante el animal con perdón de todos ellos que es Bernardo Montoya.
Sin derechos como humano, si alguien piensa que merece vivir entre los vivos no es padre, ni madre, ni hermano, ni novio o novia, ni....persona.
Desearle que se pudra en la cárcel y muera allí es poca pena, tras todo lo que ha provocado, lo mejor sería que la pena hubiera podido ser devolverle lo que dio a esta sociedad, asco, desprecio y muerte.
Así se pudra despacio y lentamente y ojalá sufra lo mismo que el deseó para Laura, una muerte con sufrimiento máximo, lo mismo te deseo Montoya, este es mi "cruel" pensamiento pero como persona, como animal y como ser humano.
No valdrá buen comportamiento, ni siquiera arrepentimiento, el día que muera será de celebrarlo algo que nunca pensé que escribiría.
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