En un emocionante duelo en El Toralín, el Zamora CF arrancó un empate a 2 contra la Ponferradina tras remontar un 2-0 adverso en apenas ocho minutos. El equipo de Juan Sabas mostró dos caras en un partido que comenzó dominado por los locales, pero que los rojiblancos transformaron en una verdadera gesta en la segunda mitad.
La primera parte fue un quebradero de cabeza para el Zamora, que llegó a ponerse en desventaja debido a una falta de organización defensiva. Álvaro Bustos abrió el marcador en el minuto 28 tras recibir un centro en el área, una jugada precedida por un posible codazo de Cortés sobre Clavería que encendió la protesta en el banquillo visitante. El 2-0 no tardaría en llegar: apenas doce minutos después, Sibillé aprovechó otro fallo en la zaga zamorana y aumentó la ventaja para la Ponferradina, dejando al Zamora en situación crítica antes del descanso.
Pero el Zamora CF regresó con una energía totalmente renovada. Apenas habían pasado tres minutos de la segunda mitad cuando Clavería acortó distancias con un gol de cabeza tras un saque de esquina, poniendo de nuevo al equipo en el partido. Sin dar respiro a la Ponferradina, llegó el turno de Roni, quien en el minuto 53 cazó un centro de Gorjón, se revolvió y mandó un potente disparo cruzado a la red para firmar el empate a 2. La remontada en tiempo récord llevó la euforia a los aficionados zamoranos desplazados y enmudeció momentáneamente a los 5,000 hinchas locales.
El Zamora mantuvo la presión, y la oportunidad de oro para llevarse los tres puntos llegó en los compases finales: Guille Macho quedó frente a Prieto en un mano a mano, pero el guardameta de la Ponferradina hizo gala de reflejos y evitó la victoria zamorana con una parada decisiva. A medida que el partido avanzaba hacia el final, la Ponferradina recuperó terreno y amenazó la defensa rojiblanca, que se mostró frágil en algunos momentos críticos.
Con este empate, el Zamora CF suma un punto crucial que lo mantiene fuera de los puestos de descenso, gracias a una reacción contundente y al esfuerzo colectivo de una plantilla que, pese a las carencias, supo luchar hasta el final.