El Zamora Club de Fútbol sigue sumando en su particular travesía contra los gigantes del grupo. Esta vez, ante el Nàstic de Tarragona, uno de los favoritos al ascenso, los rojiblancos lograron un empate (1-1) en un partido condicionado por la lluvia, el mal estado del césped y un esfuerzo titánico por remontar.
El equipo de Juan Sabas llegaba a la cita con la confianza por las nubes tras una racha de buenos resultados ante rivales de primer nivel. Y durante la primera parte se notó. El Zamora CF se mostró atrevido, con una presión alta en los primeros minutos que dificultó la salida de balón del Nàstic. En ese tramo inicial de ida y vuelta, Álvaro Romero, Pablo Clavería y Edu Campabadal brillaron con luz propia, dando al conjunto rojiblanco el control del juego.
El mal estado del campo, con charcos que frenaban el balón y complicaban los pases largos, hizo que el partido se trabara por momentos. Aún así, Álvaro Romero tuvo la mejor ocasión del primer tiempo con un disparo que obligó al portero visitante a emplearse a fondo. El Nàstic, que perdió a dos jugadores por lesión en la primera media hora, apenas inquietó la portería de Fermín.
El segundo tiempo comenzó con un jarro de agua fría para los rojiblancos. En el minuto 50, una jugada aparentemente sencilla se convirtió en el 0-1. La defensa del Zamora no fue contundente ante un balón largo a la banda izquierda del Nàstic, que, con dos toques, logró meter el balón en el área. Allí, Antoñín, con comodidad, batió a Fermín, que no pudo hacer nada para evitar el gol.
Lejos de venirse abajo, el Zamora CF reaccionó con orgullo. El equipo se hizo con la posesión y comenzó a colgar balones al área, consciente de que el césped impedía desarrollar su juego habitual. La más clara llegó en el minuto 75, cuando un centro de Tresaco desde su propio campo encontró la cabeza de Carlos Ramos, cuyo remate salió rozando el palo.
Los rojiblancos insistían, pero el Nàstic se defendía con orden. Rufo tuvo una gran segunda parte, y Juan Sabas no dudó en arriesgar con los cambios, dando entrada a Roni por Campabadal en busca de mayor presencia ofensiva.
El Zamora CF se impacientaba, los centros llovían sobre el área catalana, pero el gol no llegaba. Hasta que en el minuto 90, con el tiempo de añadido agonizando, Pito Camacho apareció donde más duele. Un balón colgado al área encontró su cabeza y, con un remate certero, estableció el 1-1. La grada del Ruta de la Plata estalló en celebración, sabiendo que el equipo había peleado hasta el final contra uno de los grandes de la categoría.
Aún quedaba tiempo para una última intentona. Joel Priego protagonizó una contra por la izquierda, pero su centro no encontró rematador. Con el pitido final, Zamora sumó un punto de oro que, aunque no le permite entrar en puestos de playoff, le mantiene en la lucha, mandando un mensaje claro: este equipo está preparado para cualquier reto.
Cuatro partidos seguidos contra los cocos del grupo, cuatro partidos sumando. El Barakaldo, la Cultural Leonesa, la Real Sociedad B y ahora el Nàstic han comprobado de primera mano que el Zamora CF es un equipo que no se rinde. A falta de pocas jornadas, la pelea por el playoff sigue viva en el Ruta de la Plata.
