Hace tan solo un par de días contábamos la historia de Azahara y Álvaro, dos zamoranos residentes en Madrid que nos relataban cómo están pasando estos primeros días de cuarentena por la crisis del coronavirus. Ellos, como muchos otros zamoranos, decidieron arrostrar el miedo y no regresar a Zamora (como sí han hecho muchos otros, especialmente universitarios) para evitar ser un vector de contagio -a pesar de encontrarse asintomáticos- y poner en jaque a una población tan envejecida como es la de nuestra provincia. Hoy, conocemos el caso de otros dos jóvenes nacidos en Zamora y asentados en Madrid. Se trata de Lucas (nombre inventado a petición del protagonista) y M. F. Sus casos son algo diferentes al de Álvaro y Azahara. El primero, duda sobre si padece la enfermedad tras varios días con síntomas, mientras que el segundo regresó a Zamora antes de que la crisis explotara.
Si bien el otro día conocíamos la historia de una pareja zamorana que estaba sobrellevando la crisis del coronavirus con bastante estoicismo, hoy encontramos algunas historias un tanto menos halagüeñas. Toda vez que aquella frase que tanto se escuchó en los primeros días del coronavirus en España –“si es tan solo una gripe”- ha quedado arrumbada y que la cosa se ha puesto mucho más seria, obligando al Gobierno a decretar un estado de alarma que contempla medidas inéditas en esta última época democrática de España, la preocupación ha crecido entre la población.
Los servicios médicos se encuentran saturados. En la provincia de Zamora, por ejemplo, se han cancelado todas las consultas, pruebas y operaciones que no revistan especial gravedad o que sean impostergables. Ante esta situación, la Sanidad tomó la decisión de que al hospital solo acudirían los pacientes de coronavirus que se encuentre dentro de la población de riesgo (es decir, ancianos y personas con patologías previas). Todo ello hace imposible saber el número exacto de infectados por Covid-19; la cifra actualmente se sitúa en más de 11.000 diagnosticados (y 491 fallecidos), si bien es cierto que desde el propio Gobierno han confesado que la cifra de contagiados podría situarse por encima de esa cifra dado que a muchas personas no se les realiza la prueba y se les pide que pasen la enfermedad en sus casas.
¿Coronavirus o un resfriado?
Este es el caso de Lucas (nombre inventado para que su familia no se preocupe), un zamorano de 25 años que se encuentra en Madrid preparando una oposición para la administración pública. Desde mediados de la semana pasada tiene algunos síntomas que pueden cuadrar con la enfermedad: tos seca, dolor de garganta, dificultades respiratorias y fatiga; no obstante, no ha presentado fiebre importante. Él no está especialmente preocupado, pero no está cómodo con la incertidumbre de saber si lo que le pasa es un simple resfriado o está contagiado por coronavirus: “El problema es que nadie me dice si tengo coronavirus; no estoy preocupado por mí, pero me gustaría salir de dudas para saber si puedo contagiar a otras personas”.
Por el momento, Lucas se muestra cauto. Hace cuarentena en casa desde antes de que se decretara el estado de alarma y ha decidido no regresar a casa para “no poner en peligro a mi familia”. Igualmente, está especialmente decepcionado con los zamoranos que han regresado a la ciudad aún desoyendo las recomendaciones de las administraciones: “Es muy difícil de entender cómo algunos se han ido prácticamente hasta el pasado viernes; todos debemos ser responsables y pensar en los demás, no solo en nosotros mismos”.
Mascarilla utilizada por Lucas para salir a comprar | Foto cedida a Zamora News
Una soledad bien sobrellevada
En Madrid se encuentra actualmente solo, ya que sus compañeros de piso estaban en sus respectivas ciudades antes de que comenzaran las restricciones en Madrid y ya no han regresado. A pesar de que el confinamiento lo está pasando en soledad, el joven zamorano se encuentra “animado” y “entretenido”. “Estoy escuchando muchos ‘podcast’ de cultura, sobre todo. Es una de esas cosas que vas dejando porque nunca tienes tiempo y que ahora estoy pudiendo hacer”, comenta Lucas. Igualmente, está aprovechando para practicar algo de ejercicio, aunque tampoco mucho dado que todavía esos síntomas de malestar le impiden estar al 100%, una coyuntura que también le está impidiendo dedicar “todas las horas que quisiera” al estudio de sus oposiciones.
“La lentitud del Gobierno es inexplicable”
En lo relativo a la gestión realizada por las administraciones, nuestro protagonista se muestra anonadado “por la lentitud con la que se han adoptado todas las medidas”. “En Wuhan se confinó a la población cuando se llegó a la cifra de 500 contagiados por día, aquí hemos esperado hasta hoy para cerrar las fronteras y todavía tenemos a gente aglomerándose en el metro porque tienen que ir a trabajar”, lamenta el zamorano.
Por último, este opositor a la administración pública se muestra preocupado también por “cómo saldrá económicamente el país de esta”. Lo cierto es que desde el Gobierno ya se ha anunciado que la cuarentena deberá alargarse y la incertidumbre sobre cómo afectará eso a la economía del país y, sobre todo, al mercado laboral es una verdadera incógnita. Por el momento, los ERTES ya han comenzado.
M. F. teletrabaja desde su casa | Foto cedida a Zamora News
Una cuarentena por responsabilidad
La historia de M.F. es un tanto diferente. Este zamorano, que se ubica en el ecuador entre los 20 y los 30 años, prefiere no dar su nombre completo por si ello puede acarrearle algún problema con su trabajo. Es otro de los tantos jóvenes zamoranos que tuvo que trasladarse a la capital para encontrar un trabajo con el que poder prosperar. Actualmente trabaja en una importante multinacional energética y desde el lunes de la semana pasada se encuentra teletrabajando, algo extendido en su empresa, por lo que no le está suponiendo una imposición especialmente gravosa.
Sin embargo, su historia no es como las de Álvaro, Azahara o Lucas. Él, a diferencia de ellos, no se quedó en Madrid, sino que el mismo lunes 9 de marzo aprovechó el teletrabajo para acercarse a Zamora. Cuando tomó esta decisión “no era consciente de la gravedad de la situación”, el día anterior se habían permitido marcha multitudinarias por el 8M y la crisis del coronavirus todavía no había explotado.
Retornar a Zamora fue una decisión que le pesó desde el minuto uno en el que llegó a casa. “Dejé las maletas y comencé a ver en el móvil que la Comunidad de Madrid había cerrado los colegios por el virus. Seguí leyendo noticias y me di cuenta que la decisión correcta hubiera sido quedarme en la capital. Desde que he llegado en permanecido en aislamiento mucho antes de que se decretara la cuarentena -aunque ya han pasado 8 días y sigo absolutamente perfecto, sin ningún síntoma-, limitando el contacto con mis familiares y sin salir a la calle”.
A M. F. el aislamiento se le está haciendo cuesta arriba, no en vano lleva al menos cuatro días más que el resto de España. “No lo estoy llevando especialmente bien, soy una persona que hace deporte al aire libre todos los días, pero he considerado que por responsabilidad debía cumplirlo a rajatabla; lo último que quiero es contagiar a nadie, aunque afortunadamente pasan los días y sigo en perfecto estado”.
Por lo demás, este joven zamorano está en la misma sintonía que muchos de sus coetáneos, teletrabajando desde casa y pasando la cuarentena alternando entretenimiento audiovisual, videollamadas con amigos y lecturas atrasadas.
En lo tocante a los zamoranos que han regresado de Madrid cuando desde las administraciones se recomendaba lo contrario M.F. establece una diferencia clara: “Yo me equivoqué por ignorancia y desinformación, en el momento que fui consciente de la situación me autoimpuse una cuarentena para evitar contagiar a nadie; sin embargo, todos tenemos conocidos y amigos que viven en Madrid y aún cuando los propios colegas les decíamos que permaneciesen en sus casas nos hicieron caso omiso. Yo no lo hice bien, pero nadie me avisó, otras personas sí que han recibido las alertas necesarias y aún así han demostrado que no se puede confiar en ellas en momentos de excepcionalidad”.