Zamora ciudad VIAGRA, atrapada en su propia transformación

Zamora, sigue atrapada en su propia transformación el caos circulatorio y obras interminables se agravan con la incorporación de nuevas intervenciones en punto neurálgicos de la ciudad.

rotonda cardenal cisneros abajo
photo_camera rotonda cardenal cisneros abajo

A la interminable suma de obras sin finalización, dígase Puente de Piedra, Museo de Semana Santa, Conservatorio, Banco de España y un largo etcétera de edificios y monumentos se suman las obras de superficie que suponen las intervenciones del plan de humanización que traen loca a toda la población y a los cientos de operarios de obras de carreteras que estos meses confluyen en Zamora. 

El tránsito en Zamora nunca había sido tan complicado como ahora. Con una serie de obras simultáneas que afectan a las principales arterias de la ciudad, los zamoranos enfrentan un verdadero desafío diario para moverse por sus calles. Desde las intervenciones en Cardenal Cisneros hasta los planes para una nueva rotonda en la Aldehuela, la ciudad se ha convertido en un laberinto de desvíos, montículos de arena y calles cerradas, generando frustración entre conductores y peatones.

Cardenal Cisneros, el epicentro del caos

La Avenida de Cardenal Cisneros, una de las principales vías de acceso y tránsito de Zamora, está en el centro de las críticas. Los trabajos en esta avenida afectan puntos clave como su intersección con la Avenida Requejo, la N-122 y, próximamente, la nueva rotonda en la confluencia con Candelaria Ruiz del Árbol y la carretera de la Aldehuela.

El tráfico se entremezcla con las intervenciones en las Tres Cruces, donde las vías de servicio están levantadas, y con la gigantesca rotonda que conecta la calle Ferrocarril con la carretera de la Estación. Más adelante, los problemas se extienden a la rotonda de Carrefour, que continúa siendo un foco de desesperación para los conductores.

Además, los rumores infundados,( viendo el plano de finalización), de un único carril de subida y bajada en la rotonda del Sancho, alimentan aún más el desconcierto de quienes intentan atravesar la ciudad.

Una ciudad "sin escapatoria" para los conductores

En este panorama, los zamoranos se ven obligados a echar mano de su imaginación para encontrar rutas alternativas. Mientras algunos optan por rodear la ciudad utilizando la circunvalación, A-11 o A-66, muchos no tienen más remedio que enfrentarse al caos. “Es desesperante. Para ir al trabajo o llevar a los niños al colegio, uno nunca sabe qué ruta tomar, porque todo cambia de un día para otro”, comenta un vecino afectado.

Las zonas cercanas a los hospitales también se han convertido en puntos críticos, ya que las obras dificultan el acceso a instalaciones clave como el Clínico, el Hospital Recoletas o el antiguo y conocido por Hospital Provincial ahora parte del complejo asistencial de Zamora. El descontento crece entre los ciudadanos, quienes deben lidiar con una ciudad que, paradójicamente, parece cada vez menos funcional.

La N-122 y la Aldehuela, nuevos focos de conflicto

La N-122, otra de las vías principales que conecta Zamora con sus alrededores, tampoco escapa al caos. Desde la entrada por Vista Alegre, los conductores ya anticipan el suplicio que supone llegar al centro, ya sea a Santa Clara, la Catedral o cualquier otro punto del casco urbano.

Como si esto no fuera suficiente, se avecinan nuevas obras en la rotonda de la Aldehuela en la confluencia con el puente nuevo de la autovía, que promete convertirse también en otro epicentro de frustración. Los conductores temen que este nuevo proyecto agrave aún más la situación, convirtiendo la paciencia en la única solución para sobrevivir al tránsito zamorano.

Un futuro prometedor, pero a qué precio

No cabe duda de que las obras de humanización están destinadas a embellecer y modernizar Zamora. Sin embargo, el costo inmediato en términos de tiempo, dinero y estrés es elevado. Los comerciantes ya reportan una disminución en el flujo de clientes debido a las dificultades para acceder a las zonas comerciales, y las clásicas salidas para pasear y disfrutar de la ciudad han disminuido considerablemente.

En breve, se espera que la Avenida de la Feria también sea escenario de nuevas intervenciones. Aunque se anticipa que el resultado será estéticamente agradable, los zamoranos temen que las molestias se prolonguen, haciendo cada vez más difícil moverse por su ciudad.

Una llamada a la paciencia

En medio del caos, los zamoranos solo pueden armarse de paciencia y esperanza. La transformación de la ciudad promete ser espectacular, pero el sufrimiento actual está pasando factura a sus habitantes. Mientras tanto, queda el consuelo de que, algún día, las obras terminarán y Zamora será, por fin, un lugar más accesible y bonito para vivir.

La nueva rotonda de la Aldehuela ya está en camino, y con ella, un nuevo punto de conflicto en el tránsito de la ciudad. La única recomendación: mucha calma y una buena dosis de imaginación para sortear el laberinto en el que se ha convertido Zamora. Zamora es por tanto una ciudad VIAGRA, está toda levantada a la espera de una calma que esperemos llegue con la primavera y que al final se cumplan los plazos establecidos que parecen al menos ir por buen camino, crucemos los dedos.

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