Zamora celebró este jueves una vigilia en la iglesia de San Torcuato con motivo de la festividad de Inmaculada Concepción. Una jornada para reflexionar y prepararse espiritualmente para la celebración del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Un encuentro en que los zamoranos se acercaron espiritualmente a la importancia de la imagen.
Los actos continuarán este viernes con una misa en la iglesia de San Vicente oficiada por el Obispo de Zamora, Fernando Valera. La Inmaculada Concepción es un dogma de la Iglesia Católica que sostiene que la Virgen María fue concebida sin mancha de pecado original. Es decir, desde el momento de su concepción, María fue preservada de toda mancha de pecado, permitiéndole ser la digna madre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Este dogma fue proclamado oficialmente por el Papa Pío IX en 1854 a través de la bula Ineffabilis Deus.
La proclamación del dogma fue recibida con entusiasmo por muchos fieles, pero también generó debates teológicos. Aunque la idea de la Inmaculada Concepción se había arraigado en la tradición cristiana, su elevación a dogma oficial formalizó la enseñanza de que María fue concebida sin la mancha del pecado original, diferenciándola de la condición humana común.
Este dogma también destaca la singularidad de María en la historia de la salvación y su colaboración única en el plan divino al aceptar ser la madre del Salvador. A través de la Inmaculada Concepción, la Iglesia Católica enfatiza la santidad y la gracia extraordinaria otorgada a María, preparándola de manera excepcional para su papel en la encarnación de Jesús.
La doctrina se basa en la interpretación de pasajes bíblicos, como la Anunciación, y se desarrolló a lo largo de la historia de la Iglesia. La Inmaculada Concepción enfatiza la pureza de María y su papel como la llena de gracia elegida por Dios para ser la madre de Jesús. Es importante destacar que este dogma se refiere a la concepción de María, no a la concepción virginal de Jesús.