Francisco Gustavo Cuesta de Reyna realiza en su pregón de la Semana Santa un emotivo repaso por sus recuerdos.
Francisco Gustavo Cuesta de Reyna (Paco Gus para sus numerosos amigos) ha sido el encargado de pregonar la Semana Santa de Zamora en Vigo con una emotiva alocución que ha sido un repaso por sus vivencias y recuerdos y también un recuerdo a los zamoranos que han trabajado y trabajan por la Pasión zamorana.
Sus primeras palabras fueron para recorrer el acceso a Galicia desde Zamora y recordar lo que une ambas tierras. Expresó la dificultad de resumir tantos momentos y sensaciones como genera la Semana Santa en unos pocos folios y reconoció que se había acogido a la invocación de Nuestra Madre para la tarea. Hablo del bombardino y el golpeo de los hachones como grandes sonidos y recordó el mensaje de los cargadores y el misterio de quienes recorren miles de kilómetros para estar en la procesión cada año.
Refirió el pregonero los muchos recuerdos personales y acontecimientos de vida que encierra una celebración a través de obras de arte que son una catequesis plástica en la calle.
Cuesta de Reyna afirmó que la Semana Santa nos recuerda que cada uno llevamos una ciudad dentro, una forma de vivir la Pasión, desde el momento en que la cenizaq se impone en La Horta hasta que Valorio anuncia la primavera, y repasó los prolegómenos de la Pasión como son los triduos, novenas o Vía Crucis, mientfras los pregoneros ultiman los detalles y las juntas que repasan lo hecho en el año. No olvidó citar todo lo que rodea la organización de los desfiles, destacando cómo el Cristo de las Injurias va al paso con el sistema ideado por Pipo Labajo. Capítulo aparte merecieron los preparativos en las casas, sin olvidar el lugar especial que tienen las aceitadas en esta época del año.
Hizo referencia además el pregonero al papel de cicerones que cada zamorano ejerce en los días santos para mostrar a quienes visitan la ciudad los entresijos de la Semana Santa y el lenguaje que la configura con términos tan peculiares como barandales, merlú, banzo o dos y pingada, entre otros.
Recordó asimismo Francisco Gustavo la importancia del imaginero Ramon Álvarez en la Pasión zamorana y de la música, ya que la marcha de Thalberg es un himno de Zamora. Para el pregonero es muy especial el momento en el que se encuentra con sus amigos en las calles mientras esperan la procesión. En este punto, el pregonero comenzó a desgranar los momentos de cada una de las procesiones situando el traslado del Nazareno junto al Duero, primera procesion antes de que en el barrio del Espíritu Santo los cofrades se congreguen para una meditación en la que acompañarán a un viejo crucificado.
Se detuvo en la belleza del nombre de Luz y Vida, con recuerdo a su fundador Manuel Espías y cómo el capellán, Alfonso Cirac, pidió ante el Cristo que rezaran por él porque al año siguiente no estaría allí, sino el camposanto por su grave enfermedad.
Una a una fue refiriendo detalles de cada procesión. De la Borroquita destacó el paso y la importancia de la presencia de los niños. De la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída resaltó la impresión que le causa la escena de la Despedida de la Madre del Hijo, de la que dijo debió ser "tristísima".
De la Hermandad de la Buena muerte destacó que, junto con la del Espíritu Santo, aportaron religiosidad y belleza a la Semana Santa, con monjes que parecen venidos del medievo. Al hablar del Martes Santo no olvidó la estampa del Nazareno en el Duero y el rezo del Vía Crucis hacia San Frontis mientras, sin solución de continuidad, hombres y mujeres en la Horta rezan bajo un alto caperuz de pana y musitan las Siete Palabras de Cristo en la Cruz.
La tarde del Miércoles es la tarde del Silencio, cuando más de 2000 cofrades callan para escuchar el conmovedor mensaje del impresionante Cristo de las Injurias, un mensaje de amor. Y después, junto al campo de la Verdad, situó el sonido de unas matracas que anuncian la procesión cuyos hermanos llevan por hábito el paño pardo de la tierra y que sacan un Cristo en pobres parihuelas con cardos y una calavera a sus pies, para entonar de madrugada el missere alistano.
El Jueves arranca con el color verde de la Esperanza, a cuya imagen zamorana la acompañan las mujeres de mantilla y los cofrades con caperuz blanco. Destacó que la Vera Cruz es la primera de las grandes cofradías históricas y aseguró que los imagineros en esa tarde muestran la catequesis del evangelio y del dolor en la decana de las procesiones.
El pregonero tuvo palabras de recuerdo para Dionisio Alba Marcos, la voz de arranque de la procesión del Yacente, que recorre viejas calles "para que nuestra alma se estremezca al ver pasar la imagen y que llegue al cielo la oración del rey David". Terminada la procesión se escucha Merlú, que recorre toda la ciudad, cada barrio, "para llamar a toda Zamora y que 5000 cofrades se levanten y se abracen a la negra cruz". Destacó la intensidad de la salida del Cinco de Copas con la marcha de Thalberg y la catequesis de los once grupos que portan cargadores que los mecen y hacen reverencias en las tres cruces. Recordó en este pasaje al compositor Angel Rodríuez Miguel "al que Zamora debe un merecido reconocimiento".
En su pregón afirmó estar convencido de que San Alfonso de Zamora presenciaría de niño la Real Cofradía del Santo Entierro, solemne entierro de la tarde del Viernes. Tuvo palabras para la coronación de Nuestra Madre y cómo esta advocacion encierra sentimientos familiares muy personales que hacen que junto a Ella se encuentre tan agusto "que es estar casi en el cielo".
Ya en el tramo final del pregón, Cuesta de Reyna señaló que la Soledad "no camina sola, va acompañada de miles de mujeres" y leyó un verso que le dedicó a la Virgen Manuel Martínez Molinero, para desembocar en el aleluya que nos muestra a Jesús Resucitado con su capa roja y la alegría de una mañana en la que las monjitas están muy presentes. Se detuvo en el momento del encuentro, dirigido por la vara de la presidenta y en la memoria de los que ya no están y lo viven desde el cielo, mientras Zamora vuelve a su rutina a la espera de una florida primavera.
Distinción al pregonero
Finalizado el pregón, en el que sonaron las esquilas del Barandales de Nuestra Madre, el presidente de la Casa de Zamora en Vigo entregó al pregonero una escultura de la Puerta de Vigo (la puerta del Pescado), obra de Ricardo Flecha, que es el recuerdo que a partir de ahora se entregará como distinción por la entidad zamorana en la capital gallega.
Por su parte el presidente de la Junta pro Semana Santa, Antonio Martin Alen, destacó la importancia que para Zamora tendrá la recepción en los próximos días de la figura de protección BIC para la Semana Santa de Zamora, la única de España que la tiene y que garantiza la conservación y el futuro de la celebración zamorana más internacional.