VÍDEO | La Virgen de la Concha recorre el camino a La Hiniesta entre cánticos y una devoción multitudinaria

Este Día de la Virgen de la Concha ha vuelto a demostrar que, pese al paso del tiempo, la fe, la identidad cultural y el arraigo a las tradiciones siguen latiendo con fuerza en el corazón de Zamora
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Como cada año, se ha vivido con intensidad y emoción en Zamora y La Hiniesta, en una de las jornadas más emblemáticas del calendario local: el Día de la Virgen de la Concha. Desde primera hora de la mañana, cientos de fieles, bebés, niños, adultos y mayores, se han dado cita para acompañar a la patrona en su tradicional romería hacia el santuario de La Hiniesta.

La jornada ha comenzado puntualmente a las 8:00 horas con la misa en la iglesia de San Antolín, y media hora después ha arrancado la esperada procesión hacia La Hiniesta, al son del himno de la Concha que resonaba en cada rincón de la ciudad. Este año, la salida ha estado marcada por una emotiva “tirada de pétalos”, sustituida por papeles de colores con mensajes de esperanza y devoción, como “Por la paz en el mundo”, “Reina de la Lana”, “Señora de Zamora” o “Danos salud y protección”.

Durante el trayecto, los fieles hicieron una parada significativa en la iglesia de San Lázaro, para rendir homenaje a la Virgen del Yermo, en un gesto de unión entre advocaciones y pueblos.

Ya en La Hiniesta, el momento más simbólico ha sido el saludo entre los pendones de Zamora y La Hiniesta, un acto cargado de respeto y tradición que simboliza la unidad entre comunidades. Autoridades locales han participado en el acto, subrayando la relevancia institucional y cultural del evento.

La jornada se ha completado con un ambiente festivo y cercano: pasacalles, misa solemne, la tradicional invitación a pastas y mistela, y el popular baile vermut amenizado por la charanga Manaíta. 

En el camino de regreso a Zamora, como manda la tradición, la comitiva realiza una estación en la ermita del Cristo de Valderrey, donde los mayordomos ofrecieron vino a los asistentes, un gesto que sigue representando la hospitalidad y el espíritu comunitario de los zamoranos.

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