La selección femenina ha terminado como subcampeona de Europa tras caer en los penaltis ante una selección neerlandesa que supo resistir el empuje de las nuestras. Un partido que, si se decidiera por juego, entrega y corazón, habría sido claramente para la Roja.
Durante los 90 minutos y la prórroga, las jugadoras dirigidas por Montse Tomé lo dieron todo. España dominó, propuso y generó ocasiones, pero el gol no llegó. Y en los penaltis, esa lotería siempre caprichosa, se esfumó el sueño.
Cata Coll fue, una vez más, heroína y estandarte. Paró el primer penalti (dos veces, tras repetición), mantuvo vivas las esperanzas y volvió a demostrar por qué es una de las mejores guardametas del continente. Sin embargo, los fallos de Mariona, Aitana y Paralluelo condenaron a la selección.
El fútbol fue injusto. Porque esta España merecía más. Merecía la copa, el oro, la gloria total. Pero se lleva algo igual de grande: el respeto, la admiración y el orgullo de todo un país. Son subcampeonas de Europa, sí… pero campeonas en entrega y juego. ¡Gracias, guerreras!
