El cruce de Cardenal Cisneros con la calle Arapiles incorporará en los próximos días un nuevo rótulo a su paisaje urbano, aunque no se trata de una apertura propiamente dicha, sino del traslado de una inmobiliaria que ya operaba en la ciudad. Un movimiento que, aun sin sumar un negocio nuevo, vuelve a poner el foco en un fenómeno cada vez más visible en Zamora: la fuerte presencia de agencias inmobiliarias en prácticamente todos los barrios de la capital.
No es un caso aislado ni una simple reubicación anecdótica. Basta con recorrer las principales arterias comerciales para constatar la densidad de escaparates vinculados a la compraventa y el alquiler de vivienda. Según los principales portales del sector, Zamora cuenta con varias decenas de inmobiliarias activas. Dependiendo del criterio —oficinas físicas, agentes independientes o presencia en plataformas digitales— la cifra oscila entre la treintena y más de un centenar de operadores. En cualquier caso, la percepción ciudadana es clara: nunca hubo tantos anuncios de “se vende” y “se alquila” como ahora.
Este protagonismo del sector coincide con un momento especialmente sensible del mercado residencial. Aunque Zamora continúa entre las capitales de provincia con el precio medio por metro cuadrado más bajo de España, la subida acumulada de los últimos años ha tensionado el acceso a la vivienda, especialmente en el alquiler. Para muchos zamoranos, encontrar un piso asequible se ha convertido en una carrera de obstáculos, con una oferta muy limitada y precios que ya no siempre encajan con los salarios locales.
El alquiler es, de hecho, uno de los principales cuellos de botella. La escasez de viviendas disponibles y una demanda constante presionan al alza los precios y reducen las opciones para quienes buscan residencia estable. La compraventa, por su parte, mantiene una actividad sostenida, impulsada tanto por compradores locales como por inversores o personas vinculadas a la provincia que buscan segunda residencia o una inversión patrimonial.
La vivienda ha dejado de ser un asunto técnico para instalarse de lleno en la conversación cotidiana de la ciudad. Jóvenes que no logran emanciparse, familias que encadenan visitas sin éxito, propietarios que dudan entre vender o alquilar, barrios donde los precios han crecido de forma notable en pocos años. Todo ello en una ciudad con crecimiento demográfico muy moderado, pero con un mercado inmobiliario claramente dinámico.
El traslado de esta inmobiliaria al cruce de Cardenal Cisneros con Arapiles no es, por tanto, una apertura más, sino otro indicio del peso que ha adquirido el sector en la vida urbana y económica de Zamora, reflejo de un mercado tensionado y de una preocupación que ya es compartida por buena parte de la ciudadanía.