Zamora es ciudad de tradiciones, pero también de costumbres. De tejer con el único acompañamiento de la radio o a la puerta de las casas en las tardes de verano. Una costumbre que ahora se pretende recuperar para poder crear "una marca" con la que un grupo de tejedoras puedan reunirse y sumar sus creaciones a los diferentes proyectos solidarios que surgen por todo el país. También para decorar, por qué no, la ciudad.
Es la apuesta que se ha marcado Arancha Arribas, de Ariamiguru crochet. Tras cinco años de andanza en el mundo del ganchillo y a punto de cumplir dos con su empresa, esta zamorana y profunda enamorada del arte de la lana y las agujas ha lanzado este reto que ya está teniendo una notable repercusión en las primeras horas de vida.
"Cuando me inicié en este mundo veía a estas agrupaciones de tejedoras como las de Tejiendo Vitoria, pero también de Colmenarejo, Carabanchel o Móstoles". Precisa que no son asociaciones, sino simplemente grupos que se reúnen con una cierta periodicidad para irse uniendo a las diferentes campañas que tiene el mundo del ganchillo: "La gente no las conoce pero hay cientos de ellas".
Desde campañas para tejer mantas para personas desfavorecidas o juguetes con los que amenizar la estancia de los niños hospitalizados en los hospitales hasta para exportarlas a zonas de África. Una apuesta que la propia Arancha ha impulsado desde hace ya varios años de manera conjunta mediante el proyecto "Teje por ellos" que pretende tener un gesto de cariño hacia los residentes en geriátricos de toda la provincia en unas Navidades en las que, por lo general, son los grandes olvidados.
"En Zamora se teje muy bien, por lo que sería bonito que la ciudad participe con nombre en este tipo de proyectos de manera continua". Una apuesta para dar "empaque" a iniciativas en las que, como en casi todo en la vida, la unión hace la fuerza. "Lo que se busca es poder poner un nombre a las campañas solidarias que se puedan hacer", exportando así el nombre de Zamora en este arte.
La idea va más allá y ya planea poder decorar las calles y entornos de la ciudad con obras de arte. Una apuesta que ya se puede disfrutar en puntos como la parroquia de San José Obrero, en este caso obra de las Águedas del barrio. Belenes de ganchillo en Lozoya o una menina -ambas de tamaño natural- en Colmenarejo son sólo algunos de los ejemplos que Arancha pretende trasladar, adaptándolo a las preferencias o ideas que surjan.
La previsión pasa por iniciar los primeros encuentros en el mes de octubre, siempre con el lema de "mantener el espíritu de grupo" y ese aire solidario.