Los vecinos del último tramo de la calle Pablo Morillo, en Zamora, viven desde hace más de dos meses con el sonido incesante de una sirena que retumba desde primera hora de la mañana hasta el anochecer. A pesar de los intentos por parte de los afectados de encontrar una solución, ninguna administración ha dado respuesta ni ha identificado el origen del ruido.
“Empieza a sonar a las ocho y media de la mañana y no para hasta las nueve de la noche”, explica una vecina, visiblemente cansada por la situación. Según su testimonio, la alarma se escucha únicamente en la parte de la calle que linda con la autovía, justo donde se encuentra una conocida librería, y desaparece en cuanto se sale de ese tramo. “Es como si saliera de un patio interior, pero no hay forma de saber exactamente de dónde viene”, añade.
La vecina afectada asegura haber contactado tanto con la Policía Municipal como con la Nacional, pero en ambos casos recibió la misma respuesta: no pueden hacer nada. También intentó llamar la atención a través de una emisora local, sin éxito. “Con el Ayuntamiento no he hablado porque no sé a quién dirigirme, y cuando lo comenté en la radio, esperaba que algún concejal se enterara, pero nadie ha respondido”, lamenta.
La situación, que comenzó hace más de dos meses, se ha convertido en una fuente diaria de estrés para quienes viven en esa zona. “Con el silencio del resto de la ciudad, lo único que se escucha es esa sirena. No se puede tener la ventana abierta”, denuncia. Los vecinos señalan que incluso durante el apagón registrado hace unas semanas, la alarma siguió sonando, lo que hace pensar que cuenta con una fuente de alimentación propia.
Desde el vecindario piden que alguien, desde el Ayuntamiento o desde cualquier organismo competente, investigue lo que está ocurriendo y actúe cuanto antes para poner fin a una situación que califican de desesperante.
