martes. 23.04.2024
Jóvenes en el primer campamento vocacional organizado por la Diócesis de Zamora
Jóvenes en el primer campamento vocacional organizado por la Diócesis de Zamora

Desde el Seminario Menor de la diócesis de Zamora han querido aprovechar el tiempo estival para ofrecer un espacio de crecimiento en la fe que, soportado sobre la metodología de la educación en el tiempo libre, ayude a los adolescentes y jóvenes a situarse en la vida e ir dando respuestas a las cuestiones más hondas que todo ser humano debe afrontar.

Rodeados por la naturaleza, en la extraordinaria Casa Rectoral de Villadepera de la Parroquia de Lourdes, cerca una veintena de chavales de 1º a 4º de ESO junto a tres monitores han profundizado en la vocación desde el juego, la convivencia, el trabajo y la oración. Es la primera vez que se realiza este campamento y Millán Núñez, rector del seminario, no oculta su satisfacción. El joven sacerdote está muy contento con los resultados obtenidos porque está convencido de que este tipo de experiencias “ayudan a descubrir a Dios y a clarificar la vocación de los chavales”, además subraya que el “buen ambiente que se ha creado en el grupo ayuda positivamente en el proceso”.  

El ritmo de esta semana ha sido intenso, quizá por eso Marcos, de la parroquia de San Frontis, dice que le ha gustado todo muchísimo, “pero que eso de madrugar a las 8:30 de la mañana es lo que más me ha costado”, aunque no duda que merece la pena porque ha vivido unos días de aprendizaje y crecimiento muy intensos. Quizá por ese buen ambiente, entre risas, le reclama a Millán que le guarde la plaza para el año que viene. Las marchas por la naturaleza, las ghimkanas, la piscina, incluso el paintball han sido un aderezo extraordinario para ofrecer esa propuesta formativa más honda que persigue dar luz a la vida de estos chavales desde el Evangelio.

Sergio, de Benavente, acaba de terminar 1º de ESO y subraya que los juegos y las comidas con sus compañeros, ahora ya amigos, han sido también una de las experiencias más interesantes para él. Y es que la cocina es también un asunto decisivo en estas actividades y Marijose, la cocinera del seminario, se ha esforzado para que a la hora de sentarse a la mesa todo estuviera a punto. Unas cosas y otras han permitido que de este campamento los chavales hayan sellado una estrecha amistad que permanecerá para siempre entre ellos.

Entre los participantes del campamento se encuentran los seminaristas menores a los que el próximo curso se les unirán dos nuevos chicos que pasarán a vivir en el Seminario San Atilano. Se inicia así una nueva etapa en la que los seminaristas estudiarán en un centro educativo externo, pero vivirán en el seminario acompañados de un equipo educativo que les ayudará en su discernimiento vocacional. Junto a este modelo presencial, también habrá alguna experiencia de seminario en familia, un modelo que conjuga la presencialidad en el seminario con la vida en las familias de origen. Son, según Millán “nuevos tiempos en los que hay que seguir explorando fórmulas para que los chavales crezcan y desde la libertad vayan dando los pasos oportunos”.

La actividad termina el domingo con una comida familiar que multiplicará la población de Villadepera, una población acostumbrada ya a convivir en estas fechas con grupos de campamento y que valora muy positivamente la llegada de tantos buenos chicos al pueblo. Don Rogelio y Don Miguel hicieron en su día que esta casa fuese lo que hoy es y la gente les está muy agradecida.

Una experiencia, en definitiva, que, desde el seminario de la diócesis, quiere convertirse en un proyecto asentado en el proceso formativo de los seminaristas y de cuantos quieran hacer un discernimiento personal y vocacional que les ayude a descubrir lo que Dios quiere en sus vidas. Y es que la oración y el cultivo de la espiritualidad no ha pasado de moda, no pertenece al pasado sino que, como han podido comprobar estos chavales, es un eje educativo de primer orden.

Redacción: Diócesis de Zamora

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