La Plaza de la Constitución albergó una nueva concentración en contra de la guerra

Como cada último viernes de mes se pidió un "No más guerra en Ucrania y también en Sudán entre otras"
No a la guerra plaza del gobierno
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Este es el manifiesto leído en la concentración:

NECESITAMOS PAZ PARA SEGUIR VIVIENDO                            

La guerra de Ucrania nos reúne este abril para volver a reflexionar juntos sobre un sinsentido: 429 días después de que se iniciaran los combates entre Rusia y Ucrania la situación lejos de aclararse se ha complejizado aún más. A estas alturas y gracias al estudio de los datos que logran salir a la luz, a pesar de la manipulación de los medios afectos a cualquiera de las partes, ya sabemos que esta guerra tiene muchas aristas, tantas como intereses y actores intervienen en ella. Es decir, no solo Ucrania y Rusia, los contendientes, sino también por supuesto Europa, y dentro de ésta de un modo particular los Estados vecinos a Ucrania (Polonia y Alemania, por ejemplo), y desde luego Estados Unidos, la OTAN…  y al fondo China. Por no citar las implicaciones económicas que la guerra supone para el resto del mundo.
En ese extenso mar de intereses contrapuestos es fácil perderse; sin embargo, si conseguimos entender cuál es el interés común que nos une a todos en este momento decisivo para el mundo, será posible salir de este laberinto. Lo primero que deberíamos sopesar es que, por encima de cualquier provecho, hay uno que supera a todos los demás y es la propia supervivencia de la humanidad. No es una exageración. En esta primavera que ya no lo es, como afirman los compañeros ecologistas de Green Peace, en su campaña contra el cambio climático en la fachada de El Corte Inglés, hay una evidencia que se sitúa por encima de todas las demás y es la elevadísima temperatura que amenaza a nuestro planeta con dejarnos sin agua, sin cultivos… sin vida.  Esa amenaza real, necesita de una unidad de acción global, negociadora y, por supuesto, pacifista por parte de todos los gobiernos, una acción necesariamente titánica puesto que se trata del mayor reto a que nos enfrentamos en la era del Antropoceno, porque está en juego nuestra supervivencia como especie, junto a otras muchas especies que viajan con nosotros en el planeta Tierra.

Sin embargo, lo que exhiben sin pudor esos gobiernos, entre los que se encuentra el nuestro, es que su interés se centra nuevamente - viejunamente, deberíamos decir- en seguir haciendo de la guerra la única respuesta para seguir controlando el mundo. Resulta aterrador comprobar las enormes pérdidas humanas que nos estamos dejando en las múltiples guerras abiertas, el aumento de víctimas de la violencia y del hambre, de la pobreza y las migraciones masivas de personas que tienen lugar ante nuestros ojos. En concreto la cifra de refugiados ucranianos en otros países, especialmente en los de alrededor, es tan alta que en la actualidad se estima que casi un 15% de la población de Ucrania vive ya fuera. La precariedad en cadena que provoca esta guerra alcanza a todos y de manera especial a los más vulnerables.

Frente a ello, observamos cómo la reacción de los gobiernos de los distintos países sigue siendo la misma. En la guerra de Ucrania, los 41 países aliados llevan ya gastados (no sé si debería decir invertidos) cerca de 800.000 millones de euros hasta principios de este año, en ayudas financieras, humanitarias y militares. Aunque a estas alturas las cifras ya habrán aumentado considerablemente. 
Y lo peor es que, ante esa incapacidad para solucionar este enorme y complejo problema geopolítico abierto en Ucrania, la posibilidad de que se abra un conflicto global de mayor magnitud nos sitúa ante la guerra nuclear como única salida en esa lucha por el liderazgo mundial.

Se trata por tanto de una dinámica suicida y la pregunta que nos hacemos desde esta Plataforma por la Paz de Zamora es: ¿Qué más necesitamos para movilizarnos por la paz, por la negociación, por el sentido común y el cambio de paradigma que debe llegar?
Sin duda nos encontramos en un momento crucial de transición, un mundo que se acaba y que dará paso a otro que está comenzando, aunque no acabemos de interpretar sus señales. Y ese miedo a lo desconocido, quizá a que nuestro nivel de bienestar vaya a menos, nos paraliza y empuja a mirar para otro lado peligrosamente.
Por eso hoy queremos levantar la voz para apoyar que se pare esta guerra y se pongan en marcha de una vez las negociaciones entre todos los países implicados, como ya piden algunas voces autorizadas, tales como el Papa con su Encíclica sobre la guerra;  el gobierno de China, o el presidente de Brasil, entre otros que irán sumándose.  

Necesitamos la paz para solucionar problemas mucho más urgentes de la humanidad, como la supervivencia ante el cambio climático, la transición energética y cambio de un modelo económico que no nos deja producir y consumir de manera justa y bien distribuida. Necesitamos cambiar para seguir viviendo, pero en paz.

¡No a la guerra!


PLATAFORMA POR LA PAZ ZAMORA

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