De la penicilina de estraperlo en la posguerra a 625 bolsas solidarias: 85 años de caridad del Jesús Yacente

La Penitente Hermandad reparte más de tres toneladas de alimentos entre familias vulnerables de toda la provincia a través de las parroquias de Zamora 
Presentación de la campaña en la sede de la Hermandad
photo_camera Presentación de la campaña en la sede de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente

La Penitente Hermandad de Jesús Yacente vuelve a hacer visible su obra de caridad en estas fechas navideñas con el reparto de más de 625 bolsas de alimentos, que llegarán a familias necesitadas de toda la provincia de Zamora a través de más de treinta parroquias, en coordinación con las diócesis de Zamora y Astorga.

Cada una de estas bolsas, que pesa exactamente 6 kilos y 149 gramos, contiene productos zamoranos y suman más de tres toneladas y media de alimentos distribuidos de manera directa y controlada a través de las parroquias. La hermandad subraya que este sistema garantiza que la ayuda “llega exactamente a las casas de las personas más necesitadas”.

Esta iniciativa solidaria convive con otras tradiciones navideñas impulsadas por la hermandad, como los belenes instalados en la parroquia de San José Obrero y en la iglesia de Santiago del Burgo, pero hunde sus raíces en una filosofía que se mantiene intacta desde su fundación hace 85 años.

“No es algo nuevo para nosotros”, recuerdan desde la hermandad. En los años más duros de la posguerra, la ayuda se dirigía especialmente a hermanos con dificultades y a sus hijos. En los archivos se conserva incluso una anécdota reveladora del espíritu de aquella época: la hermandad llegó a comprar penicilina en el mercado negro para poder atender a quienes la necesitaban con urgencia. “Eso lo hicimos desde el primer año, y esa es la filosofía que seguimos manteniendo”.

El reparto de este año ha aumentado en entre 25 y 30 bolsas más respecto a ejercicios anteriores, debido al incremento de solicitudes por parte de los párrocos. La hermandad detecta nuevas realidades sociales, como la llegada de población inmigrante a zonas rurales —especialmente en comarcas como Aliste— donde necesitan apoyo inicial en vivienda y alimentación.

Los alimentos incluidos proceden mayoritariamente de la provincia: lentejas de Tierra de Campos, miel de Aliste, garbanzos de Fuentesaúco, chorizo de la zona de Toro, quesos de Benavente, leche, magdalenas de Villanueva de Valrojo y aceite, fruto de la colaboración de empresas y entidades locales.

Desde la hermandad agradecen de forma expresa la implicación de la Diputación de Zamora, que aporta productos de la tierra, y de la Fundación Caja Rural de Zamora, que este año ha facilitado el aceite incluido en cada bolsa. También destacan la labor de los voluntarios, que durante varios días trabajan de forma continua para preparar y distribuir los lotes, así como las aportaciones económicas de hermanos que colaboran desde fuera de la provincia.

El reparto llegará tanto a parroquias urbanas —algunas de ellas con necesidades de hasta 50 bolsas— como a pequeños municipios de la provincia, donde también habrá “ese pequeño detalle de buen producto” para que todas las familias puedan disfrutar de unas Navidades dignas.

“Como decía Santa Teresa de Calcuta, las personas viven para atender a personas necesitadas”, recuerda Dionisio Alba, Hermano Mayor, al frente de una hermandad que vuelve a demostrar que la caridad no es solo tradición, sino un compromiso vivo que se renueva cada Navidad.

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