Los hechos, según ha podido saber Zamora News, se produjeron cuando un cerrajero recibió una llamada para abrir la puerta de un piso y, acto seguido, cambiar la cerradura. Una petición habitual en casos de pérdida de llaves, pisos recién alquilados o urgencias domésticas. Sin embargo, había algo que no cuadraba.
Una dirección que sonaba demasiado
De camino al domicilio, el profesional comenzó a sospechar. La dirección le resultaba familiar. Al llegar, encontró a una pareja con niños pequeños, aparentemente nerviosa y con prisa. Le insistieron en que abriese la puerta cuanto antes porque —según su versión— habían extraviado las llaves y necesitaban entrar urgentemente.
Sin embargo, cuando el cerrajero comprobó la vivienda, cayó en la cuenta: esa casa pertenecía a un conocido suyo. Un propietario que jamás le había mencionado ningún alquiler reciente ni un cambio de inquilinos. Una red flag en toda regla.
La llamada que lo aclaró todo
Ante la duda, y actuando con responsabilidad, el cerrajero decidió llamar directamente al dueño de la vivienda. La respuesta no dejó lugar a dudas:
“No he alquilado el piso a nadie. No conozco a esa gente. No autorices ningún trabajo”.
La pareja, al verse descubierta, optó por marcharse apresuradamente antes de que se presentara la Policía. El intento de ocupación quedó frustrado… pero puso en evidencia una táctica cada vez más habitual.
Una técnica creciente en España: usar a cerrajeros para entrar “legalmente”
Este caso, que podría haber quedado en silencio de no ser por la profesionalidad del cerrajero, muestra una nueva modalidad de ocupación:
1. Se finge un extravío de llaves o un alquiler falso
Presentándose como inquilinos o nuevos propietarios.
2. Se pide a un cerrajero que abra la puerta “por despiste”
Muchos profesionales, si no sospechan nada, realizan el servicio pensando que es legítimo.
3. Una vez dentro, el proceso de desalojo es más complicado
Porque se intenta aparentar que se tiene algún “derecho” sobre la vivienda.
Un barrio alerta: prevenir es clave
Lo ocurrido en Pinilla es un aviso para toda la ciudadanía. No todas las ocupaciones se producen de madrugada ni con violencia, muchas llegan disfrazadas de normalidad: familias con niños, supuestos inquilinos recién llegados, historias preparadas… incluso documentación falsa.
En este caso concreto, la suerte fue doble:
El cerrajero conocía al propietario.
Tuvo la prudencia de verificar antes de actuar.
Otro profesional podría haber abierto sin preguntar, dejando al dueño en una situación muy complicada.
Recomendaciones para propietarios y vecinos
Para evitar sustos, es importante tener en cuenta:
✔ Mantener contacto regular con vecinos o conserjes
Saber quién entra y sale cuando una vivienda está vacía.
✔ Avisar a un cerrajero de confianza
Y dejar claro que nunca autoricen trabajos sin una confirmación explícita del dueño.
✔ Evitar que un piso vacío parezca abandonado
Revisar el buzón, persianas, etc.
✔ Denunciar rápidamente cualquier intento o presencia sospechosa
La rapidez es clave.
Un fenómeno creciente que preocupa
Zamora no es ajena a la problemática nacional de ocupaciones, aunque la incidencia es mucho menor que en grandes ciudades. Aun así, casos como este demuestran que la picaresca evoluciona, y estar informado es la principal defensa.
El barrio de Pinilla puede presumir de haber evitado un disgusto mayor, pero la alerta está lanzada: las ocupaciones hoy no siempre llegan por la fuerza, a veces llegan por la puerta… con un cerrajero que cree estar haciendo su trabajo.