Las obras de humanización que transforman Zamora en los últimos meses continúan generando opiniones enfrentadas entre vecinos y usuarios de las zonas afectadas. Aunque las quejas formales apenas suman cinco en los registros municipales, el malestar latente es evidente entre quienes ven desaparecer parte de sus espacios verdes en aras de una modernización que no convence a todos.
Uno de los ejemplos más claros se vive en el Parque León Felipe, un pulmón verde clave para vecinos, familias y dueños de mascotas, que está perdiendo parte de su superficie debido a la ampliación de aceras y la creación de un carril bici. El parque, que nació como un espacio de oxigenación urbana en una zona rodeada de viviendas y colegios, sufrirá una reducción de aproximadamente media hectárea tras la reordenación. Aunque solo se prevé la tala de dos árboles, las aceras se comerán unos cinco metros del perímetro verde, lo que ha despertado la inquietud vecinal.
¿Más bicis, menos árboles?
La principal pregunta que se hacen muchos zamoranos es si el sacrificio de zonas verdes compensará el uso que se dará a estos carriles bici. Zamora, una ciudad con población envejecida y climatología adversa durante buena parte del año, no ha destacado precisamente por el uso masivo de la bicicleta. De hecho, el fallido servicio municipal de alquiler de bicis quedó en anécdota hace años, sin que nadie lo haya vuelto a reclamar.
¿Se llenarán ahora los carriles bici o quedarán infrautilizados?
¿Vale la pena reducir zonas verdes por un proyecto que no se sabe si será realmente usado?
Silencio ecologista y falta de participación
Otra de las cuestiones que sorprende a los vecinos es la ausencia de voces críticas por parte de colectivos ecologistas. Las talas de árboles y los daños que muchas máquinas están ocasionando a raíces y troncos parecen pasar desapercibidos. ¿Dónde están las asociaciones que en otros momentos han alzado la voz ante proyectos menores?
Además, se echa en falta un proceso participativo real. Zamora, que ha experimentado tímidos intentos de presupuestos participativos en otros ejercicios, no ha consultado a los ciudadanos sobre este cambio tan relevante. ¿Por qué no se ha abierto un debate vecinal antes de modificar de forma tan sustancial algunos de los pocos espacios verdes que tiene la ciudad?
Cardenal Cisneros: la obra avanza, pero las dudas persisten
La arteria de Cardenal Cisneros, donde las obras ya alcanzan el 50% de ejecución según el subdelegado del Gobierno, también es objeto de debate. Aunque los responsables aseguran que los trabajos marchan según lo previsto, las incomodidades diarias y las dudas sobre algunos diseños han dado pie a críticas. ¿Cómo es posible que en un proyecto de más de 20 millones de euros se diseñen rotondas por las que no caben los autobuses urbanos? Aunque esto haya ocurrido en la Avda de Requejo, que ingenieros o arquitectos no piensan en las consecuencias para los viadantes y conductores...¿ en los accesos a las calles Hernán Cortés, y otras calles ocurrirá lo mismo por la estrechez de la vía para coches, camiones y autobuses?
¿Dónde está el equilibrio entre pacificar el tráfico y permitir la fluidez necesaria en una ciudad que, aunque aspire a ser más sostenible, sigue dependiendo del coche en muchos barrios?
Zamora, entre la modernización y la identidad
El proyecto de humanización responde a un modelo de ciudad más amable y sostenible, pero algunos vecinos temen que en el camino se pierda la esencia de una Zamora tranquila y verde. La ciudad no es Holanda, y aunque aspirar a una movilidad más limpia es loable, las condiciones demográficas y climatológicas hacen que los modelos deban adaptarse a la realidad local.
El caso del Parque León Felipe se ha convertido en el símbolo del dilema que muchos zamoranos sienten:
¿Vale la pena perder parte de nuestro verde por unas infraestructuras que no sabemos si se aprovecharán?
“Aquí nunca pasa nada, pero cuando pasa, resulta que destrozamos jardines para que pasen bicicletas”, comenta con ironía un vecino habitual del parque.
Quizás, cuando las obras finalicen y se inauguren los nuevos espacios, la ciudad gane en modernidad, pero la sensación de no haber tenido voz en este cambio seguirá acompañando a muchos zamoranos. Aceras de 10 metros de ancho, pero tantos somos y ¿ qué haremos, vendremos en manifestación por aquí? se pregunta algún que otro transeunte...
Porque el futuro se está decidiendo, pero sin preguntar demasiado. ¿Ustedes que opinan? o no pasa nada como con las quejas de las obras...la realidad es ya, el futuro ahora.
El transporte urbano se ve condicionado por las obras ahora en la realización, habrá cuando acaben una reordenación de frecuencias y paradas con sentido común sobre todo para los que viven en barrios del extrarradio esperemos que no pase nada como de costumbre, Zamora no es Madrid ni Valladolid, ni tenemos metro ni tranvía, tampoco servicio de alquiler de bicicletas...aquí no pasa nada.
