Marcela del Carpio, hija del renombrado escritor Félix Lope de Vega y Carpio y la reconocida comedianta Micaela de Luján, dejó un legado poético que trascendió las paredes de un convento en el Madrid del siglo XVII.
A los dieciséis años, esta distinguida figura ingresó en el convento madrileño de San Ildefonso y San Juan de Mata, conocido como el convento de las Trinitarias Descalzas, donde encontró su hogar espiritual, el mismo lugar que acogió al ilustre Miguel de Cervantes para su descanso eterno.

A pesar de su vida consagrada a la religión, sor Marcela de San Félix llevaba la pasión artística en sus venas, dando vida a numerosos poemas y piezas teatrales. Estas obras fueron concebidas para ser representadas por ella y sus hermanas religiosas, especialmente en las festividades navideñas.
La iglesia de San Vicente de Zamora fue testigo de una actuación que fusionó verso, canto y música, una representación que buscaba emular el ambiente recogido pero alegre que caracterizaba las piezas líricas y dramáticas de la autora.

En este evento, Pepa Pedroche, reconocida actriz, interpretó magistralmente los roles, mientras que Lucía Caihuela, talentosa cantante, llevó la emotividad a través de su voz. Sara Águeda, hábil arpista, agregó la atmósfera mágica con su música.
Esta representación no solo honró la memoria de Marcela del Carpio, sino que resaltó su legado artístico, recordándonos que, a veces, la creatividad y la devoción se entrelazan para crear belleza aún en los lugares más inesperados.
