La noche de ayer, 7 de diciembre, la ciudad de Zamora se llenó de devoción con la celebración de la Gran Vigilia de la Inmaculada. Como cada año, la Iglesia de San Torcuato acogió a numerosos fieles, quienes acudieron a esta tradición religiosa que forma parte del espíritu de la comunidad. El evento, organizado por el Movimiento de Santa María en colaboración con la diócesis, es una oportunidad para reflexionar y renovar la fe en la Virgen María.
La vigilia comenzó con el Rosario comentado y cantado, un momento de recogimiento en el que las voces de los asistentes se unieron en oración. El templo se llenó de un ambiente solemne, en el que los rezos y los cantos creaban una atmósfera de paz. La participación activa de los fieles fue una muestra de la importancia de esta celebración en la vida de la ciudad y la comunidad religiosa.

D. Emilio Iglesias, cruzado de Santa María y licenciado en Ciencias Químicas, ofreció una charla que captó la atención de todos. Sus palabras destacaron el significado de la esperanza y el papel de la Virgen como guía espiritual, un mensaje que resonó entre los presentes. El lema de este año, “Unidos con María peregrinamos en esperanza”, reflejó el deseo de caminar juntos en la fe, apoyados por la figura materna de la Virgen.
La Santa Misa, presidida por el obispo de Zamora, D. Fernando Valera, marcó el punto culminante de la noche. La iglesia, iluminada y llena de fieles, fue testigo de una ceremonia que recordó a todos la importancia de mantener la esperanza y la fe, incluso en tiempos difíciles. Los cánticos sacros y las oraciones crearon un ambiente de profunda espiritualidad, cerrando la vigilia con un sentimiento de unión y devoción.
Al finalizar la Misa, los zamoranos se despidieron con una sensación de gratitud y paz. La vigilia, que también se transmitió en directo a través del Facebook del Movimiento de Santa María, permitió que muchos siguieran el evento desde casa.