El bullicio estaba dentro y fuera del Palacio de la Encarnación. Los grupos que actúan dentro del Festival Internacional de Folclore se mezclaron en la Plaza de Viriato con los Gigantes y Gigantillas en un baile improvisado.
Mientras, dentro del Palacio de la Encarnación esperaban las autoridades y representantes del CIOFF, la marca que agrupa a los mejores certámenes internacionales de folclore, pero los grupos se resistían a entrar en un día soleado que invita a disfrutar de la calle. Logrado el objetivo, la presentadora del festival les daba la bienvenida y agradecía el espectáculo que dieron a los zamoranos la noche antes.
El concejal de Turismo, Cristhop Strieder, también agradecía la música y el colorido que acompañan a estos grupos y les animó a continuar protegiendo un patrimonio inmaterial inmenso y rico. "¿Os gusta Zamora?. ¡Pues disfrutarla!". Fue el consejo del diputado de Cultura, Jesús María Prada, que instó a los integrantes de los grupos a "tomar" las calles, de las plazas, del patrimonio y de la excelente gastronomía zamorana.
Y antes del tradicional intercambio de regalos entre delegaciones, el director del Grupo Don Sancho, alma mater de un festival que activa Zamora en los primeros días de septiembre, se emocionó cuando la tesorera de CIOFF, Ana García, le entregó la bandera del organismo, como símbolo de hermanamiento con todos los pueblos del mundo y de la calidad de un festival que presume de ser uno de los mejores del mundo.
Y llegaron los regalos. Los más ruidosos, los de La India, con sus pañuelos, pequeñas vasijas de color dorado y figuras llenas de colorido y exotismo. De Hungría, con sus representativas muñecas, o de México, con el sombrero de mariachi. Y desde Albacete llegó un pequeño bote de azafrán, la especia por excelencia en España.
La delegación de La India sorprendió a Antonio Martín con un retrato suyo, antes de que entre aplausos y música, el Festival se trasladara a la calle de los Herreros, esta vez "regado" con vermú.
