En una jornada marcada por el contraste entre el gozo eclesial y el dolor humano, la Diócesis de Zamora ha acogido con “profunda alegría” la elección del nuevo Papa, León XIV, mientras llora la pérdida de su último sacerdote ordenado, Javier Prieto, fallecido a los 38 años de edad.
El obispo de Zamora, Fernando Valera, ha emitido una emotiva declaración en la que expresa “inmensa gratitud al Espíritu Santo” por el nuevo Sucesor de Pedro y al mismo tiempo su “dolor desconcertante” por la muerte de un pastor joven, “lleno de entusiasmo y entrega”. Javier, ordenado recientemente, era el último sacerdote que había recibido las órdenes sagradas en la diócesis, lo que da un matiz aún más doloroso a su partida.
“Hoy, en Zamora, se abrazan la cruz y la luz”, ha afirmado el obispo, quien ha subrayado que la elección del nuevo Pontífice llega como “un signo de esperanza” en un momento difícil para la comunidad diocesana. Valera ha pedido a los fieles que acompañen con su oración filial al Papa León XIV, para que guíe a la Iglesia “con sabiduría, valentía y fidelidad al Evangelio”.
En su mensaje, el prelado ha evocado también el legado espiritual de Javier Prieto, deseando que su vida “entregada con tanta intensidad en tan poco tiempo” inspire nuevas vocaciones al sacerdocio en Zamora, una diócesis marcada en los últimos años por la escasez de clero.
La declaración finaliza encomendando al nuevo Papa a la protección de María, Madre de la Iglesia, y sosteniendo en la fe a una comunidad que, entre lágrimas, mira al futuro con esperanza renovada.
