Su fallecimiento, que se produce apenas unos días después del de su esposa, el pasado Domingo de Ramos, cierra una etapa de entrega total tanto en lo profesional como en lo personal. Juntos compartieron décadas de vida y amor, y ahora, la Semana Santa que tanto marcó sus días se convierte también en símbolo de su despedida.
Pedro fue Hermano de Honor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, miembro destacado de la “Florián D’Ocampo” de la que fue presidente, figura clave en la documentación y custodia de la historia reciente de la provincia. Como responsable del Archivo de la Diputación, se convirtió en un auténtico guardián de la memoria institucional zamorana. Lo sabía todo, o casi todo, y lo que no, lo investigaba con rigor y pasión.
Su profunda vinculación con la Semana Santa no era solo devoción, sino también trabajo y compromiso. Desde la Junta Pro Semana Santa y su papel como cronista, supo combinar el testimonio directo con la investigación rigurosa, dejando constancia escrita de muchos momentos clave de nuestras cofradías y de su evolución. Su labor en el Vía Crucis, donde ejerció como presidente, fue otra muestra de su implicación con las tradiciones zamoranas que tanto amó.
Pedro García Álvarez fue un hombre de silencios elocuentes, de sabiduría sin estridencias, de presencia constante en los ámbitos culturales y religiosos de Zamora. Su fallecimiento deja un hueco imposible de llenar, pero también una estela de gratitud, respeto y admiración en cuantos le conocieron.
Desde Zamora News nos unimos al dolor de su familia, amigos, compañeros de archivo, cofrades y de toda la comunidad que hoy lamenta su marcha. Que descanse en paz junto a su esposa, en esa Semana Santa eterna que ambos ya celebran desde el cielo.
