Allí donde deberían existir oportunidades reales y estables, aparecen las Empresas de Trabajo Temporal (ETTs) como intermediarias de lo urgente… que a menudo terminan siendo enemigas de lo necesario.
En la provincia, nombres como Frinca, Moralejo Selección o Siro son piezas clave del mapa industrial. Son empresas tractoras que podrían —y deberían— ser motor de fijación de población. Sin embargo, la dependencia enquistada de ETTs eternas, que convierten en “lo provisional” lo que es claramente estructural, está destrozando la ilusión de cientos de trabajadores que aspiran simplemente a lo esencial: un empleo digno.
Porque el trabajo temporal existe, es legal, útil y necesario para cubrir picos productivos. Pero lo que vemos en Zamora no es temporalidad: es rotación continua sin sentido, formación insuficiente, cancelación de turnos ya comunicados, falsas promesas de continuidad, y un baile de trabajadores que jamás llegan a arraigar ni planificar un futuro vital, una herramienta que podría ser para fijar población deja mucho que desear y al final complica las situaciones hasta la huida de trabajadores y talento. En algún momento habría que poner freno a una situación como la que se sigue dando en Zamora y Provincia.
RRHH desorientado: cuando quien selecciona, no conoce
Las plantillas de recursos humanos delegadas en estas compañías no conocen realmente las necesidades de producción de las empresas para las que contratan. Y así asistimos a:
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Miles de horas de tiempo perdido,
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Personas formadas… que nunca llegan a ejercer,
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Decisiones improvisadas en función del ánimo del día.
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Procesos selectivos que parecen castings disfrazados.
Seleccionar personal no es jugar al azar con la vida de nadie. Y menos cuando hay familias enteras que dependen de las caprichosas situaciones de los que tienen la sartén por el mango. La falta de cualificación y el efecto señor feudal hace lo demás.
Pastoreo laboral
Algunos responsables de estas ETTs han adoptado una actitud feudal. Ellos deciden quién entra, quién sale, quién cobra, quién se queda en el limbo. El trabajador pasa a ser un recurso sin rostro. Y se les llega a escuchar frases que hielan la sangre:
“Trabajarás si yo quiero y si no ya sabes...”.
La profesionalidad se pierde cuando el poder se vuelve capricho.
Formación: el talón de Aquiles
Mientras se ofrecen cursos de marca para justificar expedientes, brilla por su ausencia la formación real: seguridad laboral, manejo de maquinaria, ergonomía, prevención. Los cursos on line son herramientas importantes pero no se trata de rellenar por rellenar, la vuelta a la formación presencial debería ser obligatoria sobre todo en fábricas de producción agroalimentaria como es el caso de las tres más importantes de la provincia.
Porque aquí lo urgente se come a lo importante.
¿Un año en ETTS? Entonces no hablamos de temporalidad
Si un trabajador acumula 12, 14, 16 meses y no se formaliza su situación, ¿qué sentido tiene la ETT? Entonces el problema no es la producción: es la voluntad y quizá la falta de un verdadero esfuerzo por parte de las grandes empresas que se aprovechan de estas situaciones pero que también tienen subvenciones pagadas por todos. Legislar sobre la temporalidad en las empresas también es problema de las instituciones, que subvencionan pero no acotan por ejemplo la temporalidad.
Las empresas matrices toleran, aceptan y prolongan esta dinámica. Es más cómodo no fijar plantilla. Es más barato no comprometerse. Pero el precio lo paga Zamora ya que la verdad es que los trabajadores quedan sin arraigo, sin planificación familiar, sin vivienda, sin consumo local. Y este es otro de los males mayores de una provincia que puede secarse por dentro, en oportunidades laborales pero también en efecto llamada al trabajo temporal pero de mala calidad.
La fuga es silenciosa… pero evidente
Los que se cansan, se van a provincias colindantes como Valladolid, a Salamanca, a Portugal, a donde sea. Y Zamora sigue perdiendo músculo humano.Y los culpables no serán los trabajadores sino los empresarios y las ETTS que no fijan objetivos salvo los de producción sin vista al futuro.
Sindicatos, esa gran ausencia
Muchos de estos trabajadores no están afiliados, desconocen sus derechos o temen las represalias. Y ante ellos, nadie. Porque la representación laboral no puede depender del pago de una cuota. Los sindicatos han de hacer piña ante problemas como los que se dan a diario en la provincia, formando un frente común, si contra la explotación, si contra el trabajo temporal entendido como se está entendiendo en este momento cuando la reforma laboral hizo su mella en los trabajadores y hoy en día sigue teniendo lagunas como la comentada anteriormente en la temporalidad del empleo. Se crean puestos de trabajo, pero de calidad...seguimos creyendo que no.
Diversidad: otro filtro invisible
Se discrimina por: idioma, nacionalidad, acento, o incluso religión. Y luego se presume de integración, o de haber cumplido estándares marcados, aquí los departamentos de RRHH no dan la talla y por supuesto tampoco las ETTs.
Premios para las vitrinas, precariedad para los bolsillos
Resulta doloroso ver cómo empresas con galardones de calidad, innovación o “compromiso social” premian la temporalidad eterna, la incertidumbre laboral y la angustia personal. El marketing se imprime en folletos, pero la explotación se siente en la espalda. Y la hay aunque esté encubierta por la necesidad y la falta de denuncias que normalmente llevan al despido y al ninguneo empresarial y a una justicia que no ejemplariza con este tipo de soluciones. Se puede ser empresario, no arreador, se puede ser trabajador y no esclavo y se pueden utilizar los recursos humanos para "humanizar" y darle a Zamora una oportunidad de crecimiento aunque sea mezclando las razas por mucho que les pese a muchos.
Zamora necesita estabilidad
No hablamos de utopía. Hablamos de previsibilidad productiva, planificación, departamentos de RRHH con profesionales de verdad, que sean psicólogos laborales, técnicos de selección, expertos en prevención, gestores de talento. No capataces modernos.
La conclusión incómoda
Las ETTs cumplen una función útil cuando:
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se inicia actividad,
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se desconocen volúmenes,
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se cubren picos.
Pero cuando llevamos lustros con la misma excusa, deja de ser herramienta y se convierte en modelo de precariedad. Zamora ya no puede permitirse perder más talento. Ni sacrificar dignidad a cambio de producción. Porque si seguimos así, llegará un día en que haya empresas… pero no empleados.
Y entonces, quizá, se darán cuenta de que el capital humano es el único insustituible.
Continuamos en ....
El impacto demográfico de la temporalidad abusiva en Zamora