Hablar del DÃa de Todos Los Santos supone tornar la mirada hacia los cementerios. Desde el de San Atilano en Zamora al de Toro, Benavente o Puebla pasando por Otero de Sariegos, los camposantos se visten hoy de colores para recibir la visita de quienes no olvidan pese al paso del tiempo.
Flores para honrar la memoria, para recordar, emocionarse y cumplir con una tradición que continúa arraigada en la sociedad zamorana pese a la irrupción de otras fiestas importadas como Halloween. Hoy han sido muchos los zamoranos que han querido aprovechar hasta media tarde para visitar a quienes ya no les acompañan en la tierra desafiando a las rachas de viento que iban subiendo de intensidad con el paso de las horas.
Hoy Zamora mira hacia el pasado, en un tiempo inconcreto en el que nuestros seres queridos era quienes paseaban a nuestro lado en ese camino casi obligado hacia el cementerio y que algunos emprenden también hacia otros puntos más allá de los lÃmites de los camposantos. Hoy Zamora recuerda, vive y siente en silencio cumpliendo un año más con una tradición afianzada con el paso de los siglos.