viernes. 08.12.2023
Coronación
Coronación

Casimiro López Llorente, obispo de Segorbe-Castellón, ha sido el segundo prelado en presidir la eucaristía celebrada en el quinario de preparación a la coronación de la Virgen de la Soledad. La celebración fue acompañada en los cantos por el coro de la parroquia de San Juan.

El que fuera obispo de Zamora de 2001 a 2006, empezó su homilía agradeciendo a todos los organizadores y participantes su presencia, pero de manera especial al obispo de la sede zamorana por su interés personal en que estuviera hoy en el que fue su primer destino episcopal.

“Quien conoce esta tierra sabe que la Soledad y Zamora son inseparables” fueron sus primeras palabras. Habló D. Casimiro desde el corazón porque aquí, en Zamora, se entregó en cuerpo y alma como pastor y conoció de primera mano el sentimiento profundo de los zamoranos hacia la Virgen de la Soledad. Todos los zamoranos, continuó su predicación, la sienten “como esa madre atenta y solícita que escucha alegrías y penas, súplicas y agradecimientos de tantos y tantos que pasan a saludarla por San Juan” donde pueden contemplar en su rostro el amor de Dios.

Tuna de Zamora
Tuna de Zamora

Dirigiéndose a los hermanos de la Cofradía, pero también a todos los zamoranos, Monseñor López Llorente afirmó que “con la coronación le demostráis que la reconocéis como reina porque ella es la madre del Rey, Cristo Jesús, cuyo reino no tendrá fin. Ella participa ya de la gloria eterna para siempre, está junto al Padre en cuerpo y alma, y por eso es motivo de consuelo y esperanza para los que peregrinamos por esta tierra”.

La grandeza de María para D. Casimiro es la grandeza de Dios que se ha mostrado en ella, “en la Virgen el Dios del cielo ha hecho maravillas”, ofreciendo a su Hijo muerto y resucitado “para que todo el que crea en él tenga vida en plenitud”. Indicó también Monseñor López Llorente que al proclamarla reina “es para que también reine en nuestro corazón y que vayamos a su encuentro para descubrir a Cristo da vida y aliento en las dificultades.

El segundo ejercicio del quinario lo rezó Alba Ferreras, secretaria de la Cofradía Jesús Nazareno Vulgo Congregación. También el delegado episcopal de la coronación, Juan José Carbajo, rezó ante la virgen y dio paso a la tuna que ofreció su particular homenaje cantado a la virgen de la Soledad, terminando con un "¡viva la Virgen de la Soeldad, viva nuestra madrina!"

El himno “Soledad. Madre del amor crucificado”, interpretado por el Coro de San Juan, cerró una emotiva celebración que continuará mañana, a las 20:00 horas en la S.I. Catedral, con la presidencia de la eucaristía de D. Julián López, obispo emérito de León.

Casimiro López: "Quien conoce esta tierra sabe que la Soledad y Zamora son inseparables”