Zamora vive días de caos en sus principales arterias debido a las obras de humanización y acondicionamiento que afectan calles clave como la avenida de Requejo, Cardenal Cisneros y tramos de la carretera ZA-20. Estas labores, que incluyen fresado, aglomerado y reordenación de espacios, buscan modernizar la infraestructura vial de la ciudad, pero han complicado seriamente el tránsito cotidiano, obligando a desvíos largos y aumentando la saturación en rutas alternativas.
Desde principios de noviembre, los cortes de tráfico han sido recurrentes y, según el Ayuntamiento, las obras se prolongarán al menos hasta el 29 de nociembre. Aunque se han habilitado desvíos, como por la salida hacia la carretera de Villalpando y la salida hacia la carretera de la Aldehuela, estas soluciones temporales han generado congestión en zonas que normalmente fluían sin inconvenientes.
Las travesías urbanas y accesos desde la autovía son los puntos más afectados. El impacto es especialmente notable en horas punta, donde los conductores denuncian esperas prolongadas. Este proyecto, que busca embellecer y reordenar las principales vías de la ciudad, supone unos desafíos logísticos que están agotando la paciencia de muchos zamoranos.
