Un 8 de marzo para recordar a Laura Luelmo y Leticia Rosino: "Las llevo siempre en mi memoria"

Dos zamoranas que siguen en los recuerdos para impulsarnos en continuar luchando por un mundo donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y temor. Sus rostros y sus historias nos acompañan en esta jornada de reivindicación, recordándonos la urgencia de alzar la voz 
Laura Luelmo y Leticia Rosino
photo_camera Laura Luelmo y Leticia Rosino

Un 8 de marzo para recordar a aquellas que ya no están, pero que permanecen en los corazones. Las que se quedaron sin voz, pero seguimos gritando por ellas. Dos mujeres a las que otros decidieron quitarles la vida porque sí; luego nos preguntan que por qué seguimos luchando.

La trágica muerte de Laura Luelmo, una joven de 26 años, ocurrió apenas unos días después de su llegada al municipio onubense de El Campillo. Había viajado allí para cubrir una baja en un instituto de Nerva, una localidad vecina. Sin embargo, su vida fue brutalmente interrumpida por Bernardo Montoya, un hombre sin escrúpulos, que acabó con todos sus sueños y aspiraciones en un instante.

Montoya, quien había salido de prisión poco antes después de cumplir condena por otro crimen cometido en 1995, agredió sexualmente y asesinó a Laura. Por su horrendo crimen, fue condenado a prisión permanente revisable por un jurado popular y se encuentra actualmente en la prisión de Teixeiro, en A Coruña.

También Leticia Rosino vivió una situación similar; fue violada y asesinada por un adolescente de 16 años en 2018. Ella tenía 32 años y un largo camino por recorrer. El adolescente la agredió sexualmente a plena luz del día; ni siquiera tuvo vergüenza. Ni escrúpulos. Ella se resistió, pero la mató a golpes con una piedra. Su cuerpo fue encontrado sin pantalones ni ropa interior. Con evidentes signos de sufrir una muerte violenta.

Casi seis años han pasado desde que ambas partieron, pero su recuerdo sigue latente. "Las llevo siempre en mi memoria", han sido las palabras del subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, para referirse a ambas. Dos zamoranas que siguen en los recuerdos para impulsarnos en continuar luchando por un mundo donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y temor. Sus rostros y sus historias nos acompañan en esta jornada de reivindicación, recordándonos la urgencia de alzar la voz y exigir un cambio profundo en nuestras sociedades.

El 8 de marzo es más que una fecha en el calendario, es un grito colectivo de todas las mujeres que ansían vivir sin miedo, sin amenazas, sin violencia. Es un día para honrar la memoria de aquellas que ya no están entre nosotros y para reafirmar nuestro compromiso con la lucha por la igualdad y la justicia. Cada paso que damos en las calles, cada consigna que coreamos, cada cartel que levantamos es un acto de resistencia contra el silencio y la impunidad. Por Laura, por Leticia y por todas las que ya no pueden alzar la voz, seguimos marchando, exigiendo un mundo donde todas las mujeres puedan florecer en plenitud y seguridad.

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