Por primera vez, en 2024, el número de personas mayores de 55 años en activo supera los 5 millones, lo que representa un crecimiento del 63% en la última década y un aumento del 146% en los últimos veinte años. Los sénior, que hace diez años constituían el 13,6% de la fuerza laboral, hoy representan el 21%.
Este fenómeno es especialmente evidente en comunidades como Castilla y León, Asturias y Cantabria, donde la proporción de trabajadores mayores de 55 años es la más alta del país. En Castilla y León, por ejemplo, los sénior representan el 25,8% de la población activa, con provincias como Ávila, Teruel y Zamora liderando el ranking nacional con porcentajes que superan el 27%.
El envejecimiento de la población plantea desafíos importantes para el mercado laboral. Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, "la fuerza laboral es cada vez más sénior, y es urgente desterrar los prejuicios y estereotipos que dificultan el acceso al empleo de las personas más veteranas". Mesonero subraya la necesidad de políticas activas de empleo que aborden el desajuste entre la formación de los trabajadores y las necesidades de las empresas, un problema que agrava la tasa de desempleo y dificulta la cobertura de vacantes.
Además, el envejecimiento complica las perspectivas de relevo generacional, lo que hace urgente apostar por la cualificación continua de los trabajadores y la inclusión de grupos tradicionalmente inactivos, como personas con discapacidad o mujeres que desean reincorporarse al mercado laboral después de años dedicados a la familia.
Las empresas también deben adaptarse a esta nueva realidad, construyendo culturas corporativas "age friendly" que valoren la experiencia y el talento de los trabajadores sénior. Solo así podrán aprovechar al máximo su potencial y contribuir a la competitividad del país en un entorno cada vez más envejecido y desafiante.
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