El supermercado se ha consolidado en 2025 como el formato preferido para realizar la compra habitual de los consumidores españoles, según un estudio elaborado durante el primer semestre del año en el que participaron 3.800 familias de todo el país. La investigación, centrada en la evolución del consumidor medio en la última década, confirma un cambio de hábitos marcado por el ahorro, la proximidad y el aprovechamiento de los alimentos.
Según la encuesta, el 77% de los españoles ha modificado su manera de comprar, motivado principalmente por la búsqueda de ofertas y promociones (32%), el mayor aprovechamiento de los alimentos (20%) o la reducción del gasto en alimentación (8%). Otro 8% reconoce que ahora reparte su compra entre varios establecimientos. En contraste, un 23% asegura no haber variado en absoluto sus rutinas.
El estudio pone el foco también en la vulnerabilidad económica y formativa, que afecta al 33% de la población encuestada. Este grupo, junto con la mayoría de consumidores, prioriza la cercanía a la hora de elegir establecimiento: el 56% acude andando a hacer la compra gracias a la presencia de supermercados en los barrios, lo que favorece actos de compra más pequeños, rápidos y frecuentes.
A la hora de decantarse por un establecimiento concreto, los españoles lo tienen claro: la cercanía es el factor más determinante (38%), seguida del precio (34%) y la calidad del producto (31%). Estos tres criterios concentran la mayor parte de las decisiones, dibujando un patrón de consumo donde el ahorro de tiempo, la economía doméstica y la confianza se imponen como variables clave.
Como resultado, el supermercado se consolida como el formato dominante (69%), muy por encima del hipermercado (12,4%), el pequeño comercio y las tiendas especializadas (8%), los mercados municipales (5%) y la compra online (5%). En este último caso, el estudio señala una tendencia singular: aunque su aceptación social continúa creciendo, su uso real avanza de forma más lenta. Desde el impulso vivido durante la pandemia, la compra digital ha desacelerado su expansión, si bien sigue destacando entre jóvenes y población urbana por su comodidad.
Etiquetado: aún pendiente de mejora
El estudio subraya también la importancia del etiquetado como fuente de información: el 56% de los consumidores lo considera su referencia más fiable a la hora de interpretar un producto. Sin embargo, casi la mitad (48%) opina que las etiquetas son poco accesibles, confusas o incompletas, y un 10% admite que ni siquiera las lee.
La fecha de caducidad es el dato más relevante para una amplia mayoría (65%), una cifra que continúa creciendo. Aun así, el 46% reconoce consumir alimentos una vez superada esa fecha, un hábito extendido pese a la aparente preocupación por este indicador.