A partir de abril, los trabajadores de España tienen la opción de retrasar su retiro para obtener beneficios en su jubilación. La opción de un simulador jubilación puede ayudar a conocer el estado de tu jubilación y planificar a futuro cómo asegurar un retiro sin sorpresas. A continuación te contamos cómo hacerlo.
¿Qué cambió con las nuevas disposiciones jubilatorias en España?
Desde el pasado 1 de abril, quienes compatibilicen su pensión con la actividad laboral se encuentran con un escenario mucho más flexible. El Congreso de los Diputados aprobó una serie de ajustes que facilitan compaginar el cobro de la jubilación y el desempeño de un trabajo por cuenta ajena o propia.
Aunque en enero no logró salir adelante el macro decreto que garantizaba el aumento de las pensiones en 2025, sí se aprobó la norma que mejora los incentivos para retrasar voluntariamente la fecha de retiro y flexibiliza la incorporación de jubilados al mercado de trabajo. Por eso, elegir un plan de pensiones que ofrezca un rendimiento extra sobre el monto total puede ser clave para no depender de estos incentivos.
En España existen dos grandes modalidades de pensión para quienes llegan a la edad de jubilación. Las pensiones contributivas exigen haber cotizado, al menos, 15 años en el sistema de la Seguridad Social; de ellos, un mínimo de dos deben estar domiciliados en los últimos 15 años previos a la jubilación.
Además, para alcanzar el 100 % de la prestación, influyen tanto la categoría profesional ocupada como la base de cotización de ese trabajador. Quienes no reúnan estos requisitos pueden tramitar una pensión no contributiva, destinada a garantizar un nivel de vida básico.
Por otro lado, todas las prestaciones del sistema contributivo experimentarán en 2025, al menos, un incremento del 3,8 %, dado que así lo marcó la última Ley de Presupuestos Generales del Estado. No obstante, algunos colectivos verán un alza mayor, en función de su situación económica y familiar.
El importe mínimo de cada pensión lo establece anualmente el PGE, modulando la cuantía según circunstancias como la existencia de cónyuge a cargo o la dependencia económica entre unidades familiares.
El cálculo de la prestación definitiva se apoya en tres pilares fundamentales:
- Años cotizados. Cuantos más periodos de alta en la Seguridad Social, mayor será la cuantía resultante.
- Base reguladora. Se extrae a partir de las bases de cotización de los últimos años y determina la base sobre la que se aplica el porcentaje correspondiente.
- Edad de jubilación efectiva. Adelantar la edad puede penalizar la pensión, mientras que retrasarla genera incentivos y permite incrementar la prestación, tanto por la vía de coeficientes reductores como por el complemento para quienes alarguen su vida laboral.
En muchas ocasiones, quienes cumplen los requisitos para percibir una pensión contributiva obtienen un resultado inferior a la cuantía mínima establecida. Para corregir esta situación, existe el complemento a mínimos, un suplemento que garantiza el derecho a una pensión digna.
Asimismo, aquellas personas con menos de 15 años de cotización quedan fuera del régimen contributivo y solo pueden optar a ayudas no contributivas, orientadas a cubrir necesidades esenciales. Conocer estos aspectos es fundamental para evaluar cómo se configurará tu futura prestación, cuáles son tus derechos y qué opciones tienes para asegurar la pensión que percibirás una vez finalices tu vida laboral.
Previsión y jubilación: cómo asegurar mi futuro
España ocupa una posición destacada en Europa en términos de reemplazo de ingresos privados por la pensión pública. Según la OCDE, nuestro país se sitúa tercero en el ranking de generosidad de las prestaciones de pensión. Una persona jubilada percibe de media el 89,2 % de su salario previo una vez descontados el IRPF y las cotizaciones sociales, lo que implica que el sistema contribuye en gran medida a mantener el nivel de vida de los jubilados.
Para garantizar que esa tasa de reposición se mantenga o incluso mejore y afrontar con solvencia la etapa de jubilación, la Asociación Española de Asesores Financieros (EFPA España) propone una serie de directrices prácticas:
Anticipar el ahorro
Cuanto antes se destine parte de los ingresos al ahorro, menor será el esfuerzo necesario a lo largo de la vida laboral. Aunque los salarios iniciales suelen ajustarse al costo de vida —y dejan poco margen—, establecer aportaciones periódicas, por pequeñas que sean, sienta las bases del interés compuesto. Con el tiempo, este mecanismo acumula ganancias sobre los rendimientos previos, acelerando el crecimiento del capital reservado para la jubilación.
Elegir el vehículo adecuado según el perfil
Tradicionalmente, los planes de pensiones han sido el instrumento estrella para preparar financieramente la jubilación porque ofrecen un rendimiento extra sobre los aportes que puede ayudar a garantizar un ingreso digno. Sin embargo, existen alternativas como los planes de previsión asegurados (PPA), los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) o los seguros de ahorro.
Asimismo, los fondos de inversión se perfilan cada vez más como una opción robusta para inversores a largo plazo gracias a su gestión profesional y diversificación, dos factores clave en un entorno de bajos tipos de interés.
Implementar sistemas de ahorro sencillos
Establecer reglas básicas facilita la disciplina necesaria para acumular capital. Un ejemplo es la regla del 50-30-20: dedicar el 50 % del presupuesto a necesidades básicas (vivienda, alimentación), el 30 % a gastos discrecionales (ocio, consumos personales) y reservar el 20 % restante para el ahorro. Ajustar este esquema a la realidad de cada hogar permite crear un hábito de ahorro sostenible.
Controlar préstamos y endeudamiento
Hipotecas, créditos personales y compras financiadas pueden erosionar la capacidad de ahorro debido a los intereses. Siempre que sea posible, es recomendable pagar al contado para reducir costes financieros y destinar el ahorro resultante a la jubilación. Para quienes ya tienen deudas, revisar periódicamente las condiciones (tipo de interés, plazos, comisiones) abre la puerta a renegociaciones, amortizaciones anticipadas o refinanciaciones más favorables.
Contar con asesoramiento profesional
El último y quizá más determinante paso es buscar el apoyo de un asesor financiero cualificado. Disponer de un experto que analice tu situación personal, recopile información fiable y diseñe una estrategia de inversión y ahorro a la medida incrementa las probabilidades de alcanzar los objetivos de jubilación.
Un buen asesor acompaña al ahorrador en la toma de decisiones, optimiza las rentabilidades y ayuda a adaptarse a posibles cambios legislativos o de mercado.