No completar el llenado del depósito de combustible puede generar problemas mecánicos en el vehículo a largo plazo. Expertos advierten sobre los efectos de esta práctica y recomiendan mantener el tanque lo más lleno posible para evitar averías.
Repostar es un hábito cotidiano para conductores y motoristas, pero la manera en que se realiza puede influir en el estado del motor y del sistema de inyección de carburante. Una de las costumbres más extendidas es dejar el depósito a medias, sin embargo, esta práctica puede conllevar riesgos.
El principal inconveniente radica en la condensación que se produce en el interior del tanque. Si hay un alto volumen de aire dentro del depósito, especialmente en condiciones de temperatura variable, se generan pequeñas acumulaciones de agua. Estas gotitas pueden mezclarse con el combustible y acumularse en el fondo del depósito, afectando al filtro e incluso al motor si llegan a la cámara de combustión.
Esta situación es más frecuente en invierno, cuando los cambios bruscos de temperatura favorecen la condensación. Si el vehículo permanece sin uso durante varios días, el riesgo aumenta. Para evitarlo, los expertos recomiendan mantener el depósito lleno siempre que sea posible y no dejarlo en niveles bajos de manera habitual.
Además, aconsejan no forzar el llenado del tanque ni mezclar distintos tipos de combustible, ya que estas prácticas también pueden comprometer el buen funcionamiento del vehículo.
