jueves. 25.04.2024

Los electrodomésticos, las tormentas de verano o los petardos y fuegos artificiales son algunos de los principales ruidos que más temen nuestras mascotas y que pueden desencadenar ansiedad, estrés e incluso fobias difíciles de tratar. Por ello, KIWOKO, el mayor grupo de tiendas especializadas en el cuidado de mascotas de la Península Ibérica, quiere poner el foco en cómo debemos actuar para minimizar el impacto de estos fuertes sonidos en la vida de nuestros peludos. 

Los perros y los gatos son animales con un sentido del oído muy desarrollado y, por ello, muy sensibles a los ruidos. En épocas como la Navidad o las Fallas, que estos días se celebran en distintos puntos de la Comunidad Valenciana, los peludos pueden sufrir crisis de distinta intensidad. Por ello, tal y como explica la directora técnica veterinaria de Kivet, la red de centros veterinarios de KIWOKO, Ana Ramírez, es “esencial” saber cómo actuar y cómo podemos ayudarlos en ocasiones así. 

“Cuando convivimos con una mascota debemos estar atentos para conocer todos los matices de su carácter y reconocer cuáles son sus preferencias y gustos, pero también sus temores o las situaciones que les generan estrés”, comenta Ramírez, que insiste en que nuestra respuesta ante el nerviosismo de las mascotas es “determinante”.  

Así, la veterinaria recomienda, ante todo, no reñir a nuestro peludín si por la ansiedad cambia su comportamiento, ladra o maúlla, ya que esta conducta “tendrá un efecto negativo y únicamente contribuirá a empeorar su estado de nervios y dilatará la vuelta a la normalidad cuando cesen los ruidos”. 

En estos casos, la solución pasa por dejar que el animal se esconda en el lugar de la casa en el que se sienta a salvo. Debajo del sofá, de la cama o en su casita son algunos de los espacios más habituales. Aunque también, si se trata de épocas festivas en las que prevemos un aumento de los ruidos (como es la famosa fiesta de las Fallas, donde los estruendos de los petardos y el gentío a menudo provocan grandes estragos a nuestros compañeros de cuatro patas), podemos ofrecerles otras opciones que sepamos que les gustan, como el transportín tapado con una manta, así como mantener las ventanas de la casa cerradas para amortiguar el sonido. 

En el día a día, señala Ramírez, los mayores desencadenantes de ansiedad en perros y gatos son los pequeños electrodomésticos como aspiradores o batidoras. Para estas situaciones, recomienda cerrar las puertas de las estancias en las que se produzcan los ruidos con el objetivo de “minimizar lo máximo posible el volumen que perciben nuestras mascotas. Y es que, aunque para nosotros no sea un sonido molesto, para nuestro gatete o peludo sí lo puede ser, dado que cuentan con un oído más desarrollado y, por tanto, son capaces de percibir vibraciones sonoras que los humanos no.  

No obstante, el carácter más temeroso de algunas mascotas hace que tomar estas medidas sea insuficiente. Por ello, Ramírez aconseja en estos casos que las familias se dirijan a su veterinario de confianza, quien podrá valorar la administración de relajantes naturales, soluciones de feromonas o fármacos, “siempre y cuando lo considere conveniente en base a criterios médicos”.  

En definitiva, la salud de las mascotas pasa también porque las personas con la que convive reconozcan sus miedos, identifiquen los desencadenantes y hagan todo lo que esté en su mano para ayudarlas a disminuir el estrés y la ansiedad generadas.  

Cómo actuar para calmar a tu mascota ante la ansiedad provocada por ruidos