El azúcar, el 'veneno' oculto que amenaza nuestra salud

Su consumo excesivo está vinculado a enfermedades graves como el cáncer y la diabetes, y afecta directamente nuestra piel, provocando arrugas y pérdida de firmeza
El roscón de Reyes, la tradición más dulce del 6 de enero
photo_camera El roscón de Reyes, la tradición más dulce del 6 de enero

El azúcar, conocido popularmente como la ‘muerte blanca’, es uno de los ingredientes más insidiosos en nuestra alimentación diaria. Su presencia no solo está en lo que añadimos al café o los postres, sino que se encuentra oculto en numerosos alimentos procesados, desde panes hasta productos aparentemente salados como la bollería industrial, yogures o batidos. Su consumo excesivo está relacionado con una serie de problemas de salud graves, incluyendo la obesidad y, según varios expertos, una mayor predisposición a enfermedades como el cáncer.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido en varias ocasiones que tanto adultos como niños deberían reducir su ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica diaria total. Además, se considera que una reducción por debajo del 5% sería aún más beneficiosa para la salud. Sin embargo, en la práctica, es difícil evitar el azúcar, pues está presente de manera insospechada en muchos productos alimenticios de consumo cotidiano.

El consumo desmedido de azúcar no solo favorece la obesidad, sino que contribuye al desarrollo de diversas enfermedades crónicas. Según la dietista Agnieszka Piskała, la obesidad está estrechamente relacionada con varios tipos de cáncer, incluyendo los de mama, ovario, próstata y melanoma. A esto se suman otras afecciones graves como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, y trastornos hormonales. Además, la obesidad pone una considerable carga en los sistemas musculoesquelético y cardiovascular.

Más allá de los riesgos para la salud interna, el azúcar también se refleja en nuestra apariencia externa. El exceso de glucosa en la sangre puede acelerar el proceso de envejecimiento de la piel a través de un fenómeno llamado glicación. Este proceso daña el colágeno y la elastina, dos componentes esenciales que mantienen la piel firme y elástica. Como resultado, se forman arrugas y flacidez, deteriorando la apariencia de la piel. Además, el azúcar puede provocar un aumento en la producción de sebo, lo que contribuye al bloqueo de poros y brotes de acné, dejándonos con una piel opaca y menos vital.

Comentarios