Los trabajadores de Siro en Toro han reanudado las concentraciones que se paralizaron durante el verano y rechazan tanto el convenio como el plan de competitividad que propone la empresa, a la que acusan de "dictatorial".
Durante la manifestación de tres horas ante las puertas de la fábrica toresana, los empleados dejaron claro que no se plegarán a los planteamientos de los responsables de la firma que pretenden reducir salarios hasta 500 euros mensuales, congelar antigüedad, anular permisos con licencia retribuida y trabajar sábados y festivos sin cobrar.
La presidenta del Comité de Empresa de Siro en Toro, María José de la Iglesia, apunta que aceptar esas condiciones sería "renunciar a todos nuestros derechos laborales" y "quedarnos por debajo de lo que fija el Estatuto de Trabajadores".
Los 300 empleados de la planta toresana achacan la mala situación económica por la que atraviesa la empresa, con 300 millones de euros de deuda reconocida en Castilla y León, a la mala gestión de los actuales responsables.
"No tenemos que pagar su mala gestión, nosotros hemos venido a trabajar y no vamos a consentir que nos echen la culpa de todo", recalca De la Iglesia.