El año 2024 está siendo especialmente trágico para las carreteras zamoranas. En lo que va de año, veinte personas han perdido la vida en accidentes de tráfico, una cifra que ya supera el total de fallecidos del año anterior, que fue de doce. Este sombrío aumento en la siniestralidad ha sacudido a la provincia y plantea la urgente necesidad de revisar las políticas de seguridad vial y las conductas de los conductores.
Uno de los factores más alarmantes es el uso del teléfono móvil mientras se conduce. Según las autoridades, este hábito se ha convertido en una de las principales causas de accidentes, alcanzando niveles de peligrosidad similares a los que presentaba el consumo de alcohol al volante en los años 80. En todo el país, el uso de dispositivos móviles es responsable de un número considerable de accidentes y, en Zamora, esta tendencia no es diferente. Los conductores se ven tentados a revisar mensajes o consultar mapas, acciones que desvían la atención en momentos críticos.
Además, el consumo de drogas y alcohol sigue siendo una constante en los accidentes más graves. La Guardia Civil ha intensificado los controles en las principales carreteras de la provincia, como la N-122, una de las más peligrosas, con el fin de reducir el número de conductores que ponen en riesgo su vida y la de los demás. Las sanciones se han endurecido, pero el comportamiento irresponsable persiste, dejando a familias enteras rotas por decisiones fatales.
Otro factor determinante que ha contribuido al aumento de la siniestralidad es la presencia de fauna en las carreteras. En Zamora, más del 53% de los accidentes se deben a la irrupción de animales, especialmente jabalíes y ciervos, en la calzada. Las horas nocturnas, entre las 10 de la noche y el amanecer, son las más peligrosas, cuando estos animales son más activos y los conductores tienen menos visibilidad. Esta problemática no es nueva, pero ha ido en aumento debido a la expansión de la fauna en zonas cercanas a las vías.
A pesar de los esfuerzos por señalizar los tramos de mayor riesgo y las campañas de concienciación, los accidentes por atropellos de fauna han seguido creciendo. Los conductores se enfrentan a decisiones difíciles en cuestión de segundos, y muchos de estos incidentes acaban en tragedia.
Otro dato que no puede pasar desapercibido es el aumento en la mortalidad de motoristas en la provincia, con un incremento del 19% en el último año. Este grupo es especialmente vulnerable, y muchos de estos accidentes ocurren en carreteras convencionales, donde los márgenes de error son más reducidos y las condiciones pueden ser más peligrosas. Por otro lado, los ciclistas, a pesar de mantener una mortalidad estable en los últimos años, siguen siendo un colectivo de riesgo.
Ante este preocupante escenario, la DGT y la Guardia Civil han intensificado las medidas de vigilancia. Además de los controles de drogas, alcohol y velocidad, se ha incrementado la vigilancia aérea en los tramos más peligrosos. Estos esfuerzos buscan no solo reducir el número de accidentes, sino también disuadir a los conductores de conductas temerarias.
El caso de Zamora no es aislado; en todo el territorio español, la siniestralidad vial es una preocupación creciente. Hasta agosto de 2024, se han registrado 792 muertes en accidentes de tráfico en España, lo que refleja la necesidad de seguir trabajando en la concienciación y en las normativas. Las distracciones, el alcohol, las drogas y la velocidad siguen siendo los grandes enemigos de la seguridad en las carreteras.