En el corazón del Lunes Santo toresano, la Real Cofradía del Cristo del Amparo ha vuelto a llenar de recogimiento y solemnidad las calles de la ciudad con la tradicional procesión del Santísimo Cristo del Amparo, una imagen de gran fuerza simbólica atribuida al taller de Juan de Juni.
La jornada comenzó a las 21:30 horas con la interpretación del Miserere en el interior de la iglesia de Santa María de Arbas, dando paso a uno de los momentos más íntimos y esperados de la Semana Santa de Toro. Con respeto y silencio, el cortejo inició su recorrido hacia San Antón, continuando por la Plaza del Templo, Ronda de Capuchinos y la Plaza de la Trinidad. Tras una salida accidentada y esperada por el aguacero los hermanos acompañados este año por varios miembros de la directiva de su procesión homónima del Cristo del Amparo, Capas Pardas en Zamora la comitiva se encaminó para hacer el recorrido programado tras el paso de las nubes.
Anteriormente se incorporó por el rito de entrada a los nuevos hermanos que han procesionado en este desfile que en silencio tras el juramento en la puerta de la Iglesia acompañaron a esta impresionante talla del Cristo del Amparo.
Lectura del manifiesto del Obispo Valera
En este emblemático punto, el reverendo obispo de la Diócesis de Zamora, Don Fernando Valera, pronunció un emotivo manifiesto espiritual que invitó a la reflexión y profundizó en el sentido de entrega y misericordia que representa el Cristo del Amparo. Un momento solemne que marcó el corazón del recorrido.
Tras la lectura, la procesión prosiguió hacia Tablaredonda, Rúa de Arbas y finalmente la Plaza de Santa María de Arbas, donde los fieles despidieron la imagen con oraciones y respeto, cerrando así una de las noches más sobrias y conmovedoras de la Semana Santa toresana.
Una tradición viva con alma toresana
Desde la organización, se solicitó a los asistentes acudir vestidos con ropa oscura, reforzando el ambiente de respeto y luto. Los abades en ejercicio —María Amparo Sánchez Luis, Isabel Maldonado González, Antonio Vergel de la Calle y Jesús Manuel Montes Herrán— acompañaron el cortejo, continuando con la labor que generaciones anteriores han ejercido con devoción y constancia. Todos en silencio hombres y mujeres ataviados con la capa negra toresana desfilaron por las calles de Toro que vestían un sliencio respetuoso ante la imagen de Cristo titular. En la comitiva la alcaldesa de Toro y su equipo de gobierno junto con varios concejales del Ayuntamiento que también portaban las típicas capas negras toresanas.
El paso del Cristo del Amparo, que combina la expresividad dramática del barroco con el espíritu penitente de la ciudad, es ya un símbolo que cada Lunes Santo transforma el centro histórico de Toro en un espacio de oración colectiva y tradición compartida.