miércoles. 24.04.2024
altar papá y mamá
altar papá y mamá

Luisi era mi madre, una mujer que padecía desde hacía 14 años un alzheimer en grado uno mezclado con un Síndrome de Pic y una demencia fronto-temporal que hacía que su cabeza tuviera cortes de conexión y su vida estuviera regida por los fármacos y la atención sin cuartel de mi padre.

Mi madre viví en Zamora y fue la usuaria más antigua que no la más vieja, que pasó por el centro de día Ciudad Jardín. Un centro que ha sido mi casa y el "cole" de mamá durante más de 14 años. Ellos se encargaron de mantener su ritmo de vida con un acierto ejemplar con un cariño pleno y a los que debo tanto que jamás podré agradecer su esfuerzo y trabajo.

Luisi por esas inexplicables cosas de la vida se separó de mi padre y de mi pensando en que iría a casa de su hija en Ciudad Real, pero pocos meses después ingresó en una de las decenas de Residencias que en pandemia tuvieron la desgracia de ver como sus usuarios morían sin poder hacer nada por ellos. Mi madre se había deteriorado en menos de un año y había engorado por la falta de ejercicio y también porque su ritmo perfecto se había alterado, a nadie culpo pero Luisi tendría que haber pasado sus últimos años de vida en su ciudad natal con mi padre, el hombre que durante 55 años fue su novio, marido y referente por muchas riñas naturales y por mucho que la vida en común desgastara.

 Mi madre al menos tuvo la oportunidad de ser ingresada en el Hospital de Ciudad Real donde en menos de una semana expiró intubada y sin poder despedirse de mi con un adiós hijo, si bien la noche de ese Miserere querido pude entonárselo. Para mi un Viernes Santo "maldito" porque sabía que se iba y así fue, ese día, ese bicho se llevó a la persona que me dió la vida y fue abuela de mis dos hijas a las que quiso hasta la saciedad en sus momentos de lucidez.

Hoy Domingo de Ramos también es un día de luto para mi y para sus nietas y familia, aunque el júbilo de los niños seguro que allá en el cielo la habrán obligado a ir a la "Pelu" para arreglarse y ponerse sus mejores galas y poder ir a ver a los niños salir en procesión. Ella fue una madre ejemplar, nos ayudó y nos vistió decenas de veces para salir en la Borriquita. Siempre nos acompañó y siempre nos llevó de la mano además de comprarnos esos calcetines o esos zapatos o pantalones cortos para estrenar en este día. 

Las palmas estaban ya compradas, la tía Tere, nuestra morronga se hacía cargo de ello, y con ellas salíamos a celebrar que Jesús aunque sabíamos que iba a morir, resucitaría de entre los muertos. Mi padre nos dejaba cerca del Museo, nos llevaba en el  "Simca 1000", todo un lujo en aquellos tiempos, y ya la vuelta era ya a casa con helado de la Valenciana y el cansancio de la "proce" a parte de algún dulce o bamba que podía caer en momentos de "merendilla" rápida que comíamos de vuelta a la calle Argentina al 27.

Hoy dos años después de aquel fatídico Viernes Santo de 2020 a las 16:30 horas estaremos pendientes de esa procesión de la Borriquita mirando al cielo esperando ver la cara de esa mujer que fue mi madre, una mujer de bandera, una madre que como todas las del mundo se echa de menos a diario.

Mi altar particular y que veo a diario en mi despacho pasa por las figuras de mis orígenes, un muñeco que me regaló mi bisabuela María que pronto cumplirá 53 años y las imágenes de mis padres en situaciones especiales, siempre con el verde cerca, el del campo que tanto les gustaba, y donde mi madre tomaba el sol que tanto le gustaba y mi padre recorría en paseos y charlas.

Descansen en paz los dos y ojalá hubieran tenido la suerte de haber podido vacunarse y haberse salvado, hoy seguro hubieran ido juntos a ver a la Burra, y como decía mi padre...·Vamos Luisi que salen los niños·"....Os Anhelo y os quiero siempre.

Mi padre afectado también por la maldita pandemia murió sin saber que su "Luisi" había fallecido, el nos dejaba tras un covid persistente el 18 de enero de 2021. Mi padre permaneció 18 días en el Hospital Virgen de la Concha y cuando volvió a mi casa ya nunca más nos separamos fue descubrir a tu padre con un especial sentido con todo lo que un hijo podía dar a su "padre-niño".

Diez de Abril, dos años sin mamá, el covid se la llevó un 10 de abril en Viernes Santo