"Un balance decepcionante". Tres palabras bastan para resumir el sentir general de la hostelería zamorana tras una Semana Santa pasada por agua y sometida a las inclemencias de un tiempo que ha evaporado una buena parte de las reservas y ahuyentado las confirmaciones de última hora. Zamora se ha despedido de las cifras de lleno completo en sus días grandes para tan sólo anotar un 71 y 73% de ocupación, respectivamente. "Son los peores datos que se recuerdan en años".
Así lo ha confirmado Natalia García, gerente de la Asociación Zamorana de Empresarios Hosteleros. "El sentir (de los hosteleros) es bastante duro". No hay más que atender a los datos de ocupación en base a la encuesta realizada por AZEHOS y que ha supuesto un vuelco en los días de máxima ocupación en un año condicionado por el paso de la borrasca Nelson.
El Miércoles Santo ha sido el día de máxima ocupación alcanzando el 78%, si bien la lluvia ha provocado numerosas cancelaciones de última hora, incluso por parte de visitantes que ya en la provincia han optado por adelantar su vuelta aprovechando las cancelaciones con 24 horas de antelación y que se han traducido en pérdidas notables para los hoteles. Algunos incluso han optado por rehacer las maletas pese a las penalizaciones impuestas por algunos hoteles.
Un dato que contrasta con las cifras aportadas desde la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento que hablan de casi el 100% de ocupación en el caso de los hoteles de tres estrellas mientras que en los de cuatro estrellas se apunta a una horquilla de entre el 70 y el 90%.
La que es la semana más esperada del año en cuanto a turismo únicamente ha resistido de la mano de la población flotante que aprovecha estos días para visitar a sus familiares y amigos, siendo los más fieles llueva o haga sol. Los peores días han sido el 31 del Domingo de Resurrección, seguido del Sábado Santo con un 49% y del Domingo de Ramos que, pese a ser soleado en buena parte de la provincia, tuvo que conformarse con un 57% de ocupación atendiendo al inicio de las vacaciones de muchos trabajadores.
Un desplome que también se ha sentido en la restauración con terrazas prácticamente vacías y una caída del 100% en el caso de las exteriores, mientras que las reservas en restauración ha registrado una caída del 35% en las cenas. Únicamente las comidas y las zonas de tapeo han resistido provocando las habituales listas de espera que, ya al final de un día lluvioso, se han disipado. "Es el cliente de siempre el que nos ha salvado".
"No se ha visto un caso igual desde hace muchos años, habremos llenado los embalses pero desde luego el turismo se ha disipado". La caída ha sido generalizada en toda la provincia. Así, zonas como Arribes, Sanabria y Benavente tampoco han escapado a las cancelaciones de última hora con una ocupación que se ha movido en torno al 60 y el 75%.
Un resultado que se consolidado "muy por debajo de los esperado" en base a una semana que supone el despegue para el sector turístico de la provincia.