Cuarenta años de penitencia

photo_camera Primera salida procesional de la Hermandad del Espíritu Santo, en 1975 (Foto Chamorro, archivo de la Hermandad)

Las hermandades del Espíritu Santo y de la Buena Muerte fueron aprobadas canónicamente el 12 de diciembre de 1974.

El 12 de diciembre de 1974 marca un día histórico para la Semana Santa de Zamora con la aprobación canónica de lo que serían dos nuevas hermandades penitenciales como son la del Santísimo Cristo del Espíritu Santo y la del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que sadrían a la calle por primera vez en la Pasión de 1975. Desde entonces ambas hermandades han adquirido una personalidad y una plena integración, hasta el punto de que sería imposible imaginar la Semana Santa sin ellas.

Corría el 12 de diciembre de 1974, hace ahora 40 años, cuando monseñor Antonio Briva Miravent, Obispo metropolitano de Astorga y Administrador Apostólico de la sede vacante de Zamora, firmaba el decreto de constitución canónica de las hermandades y sus primeros estatutos.

La fundación de ambas cofradías se inscribe en el contexto histórico de un proceso de renovación general de la Semana Santa zamorana que comenzó a mediados de la década de los 50 (Hermandad de Penitencia, que supuso un revulsivo estético, y posteriormente la Hermandad de las Siete Palabras, en 1968) y que va a tener como principales protagonistas a los miembros de las generaciones más jóvenes de familias semanasanteras de Zamora.

Así, en el caso del Espíritu Santo, desde el verano de ese año de 1974, un grupo de zamoranos encabezados por Francisco Gustavo Cuesta de Reyna -que contaba entonces 15 años- y con el apoyo de vecinos del arrabal del Espíritu Santo proyecta la fundación de una hermandad para promover el culto al Crucificado gótico que apareció en 1963 emparedado en la iglesia parroquial del barrio.

De igual forma, otro grupo de jóvenes entre los que figuraba el actual abad, Félix Gómez Rodríguez, proyectaba una procesión para la noche del Lunes Santo a fin de dar culto al magnífico Cristo de la Buena Muerte (conocido entonces como "Cristo de Santiago", ya que recibía culto en la iglesia de Santiago del Burgo). Obra de Juan Ruiz de Zumeta, escultor que trabajó en Zamora en el último tercio del siglo XVI, aunque otras tesis apuntan a la gubia de Gaspar Becerra, consta que se hizo para el Convento de Franciscanos Descalzos.

En una Semana Santa muy temprana en el calendario y ante la expectación de los zamoranos, el Viernes de Dolores 21 de Marzo de 1975, realizaría su primera procesión desde la iglesia del arrabal hacia el atrio de la Santa Iglesia Catedral la Hermandad del Espíritu Santo, mientras que en la noche del Lunes Santo 25 de marzo haría lo propio la de la Buena Muerte, ambas con una estética medieval de líneas paralelas y hábitos monacales, aunque cada una con una personalidad propia que se he ido definiendo y reforzando hasta nuestros días.

Así, el Espíritu Santo apuesta por una estética austera, con un original diseño de andas en forma de tenebrario de Antonio Pedrero y elementos de forja como un enorme campanil y un incensario, obra de Miguel Fernández Calles, además de un original antorchero como sistema de iluminación que sería posteriormente sustiuido por un farol, si bien en sus primeros años los cofrades portaban un cirio en sus manos.

Cristo de la Buena Muerte (Foto: Alberto García Soto)La Hermandad Penitencial de la Buena Muerte toma como referencia al malagueño Cristo de Mena (que porta la Legión en Málaga) a la hora de definir la forma de llevar al Crucificado por las calles en plano inclinado. La formación en fila de dos por el centro y la luminosidad de las teas, además de una impecable organización, conforma un desfile procesional que se ha convertido en un referente en la Pasión zamorana.

La música

En ambos casos la música de Miguel Manzano contribuye a crear un ambiente casi mágico en la noche de la penitencia, logrando pasajes de gran emotividad que tenían su único precedente en la sobrecogedora interpretación del Miserere del padre Alcacer de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente. Así, el coro del Espíritu Santo interpreta el himno "Crux Fidelis" para dos voces graves en su recorrido procesional, mientras el acto oración de la Catedral se ilustra con el "Christus Factus Est" para tres voces graves.

El coro de la Buena Muerte, por su parte, ha convertido la Plaza de Santa Lucía en un punto ineludible para los zamoranos para escuchar el "Oh, Jerusalem", mientras que la procesión se cierra con otro pasaje musical, reservado sólo a los cofrades en el interior de la iglesia de San Vicente, como es el "Vexila Regis". A estas piezas se unirían posteriormente nuevas composiciones de Enrique Satué entre las que destacan las Siete Palabras, que son interpretadas por las calles de la ciudad.

Vicisitudes

En el caso del Espíritu Snto, la hermandad no cuenta con el apoyo inicial de la Junta Pro Semana Santa, que no veía con buenos ojos una procesión en la noche de un viernes de Cuaresma, fuera del tiempo litúrgico de la Semana Santa. Además el órgano de cofradías apostaba por revitalizar otras hermandades históricas que atravesaban un mal momento, como era el caso de la Vera Cruz, en lugar de nuevas fundaciones.

La comisión fundadora llegó a plantear sacar a la calle la procesión el Domingo de Ramos o el Miércoles Santo para adaptarse al tiempo litúrgico de la Semana Santa y remite nuevamente estas modificaciones a la Junta de cofradías, que deja el asunto sobre la mesa. Mientras esto ocurría, el Obispado de Zamora apoya explícitamente el proyecto manteniendo finalmente la fecha del Viernes de Dolores y aprobando las dos nuevas hermandades.

La Junta Pro Semana Santa recibe con cierto malestar la noticia y la Hermandad del Espíritu Santo queda excluida del órgano de cofradías en un largo proceso de desencuentros que se suavizan con el tiempo y que finalizan en febrero de 1998 -25 años después de su fundación- con el ingreso de la cofradía en el órgano de hermandades, aunque era una más "de facto" en el conjunto de las cofradías zamoranas.

Integración de la mujer

Reservada la pertenencia a ambas hermandades exclusivamente a varones desde su fundación, la participación de la mujer se ha planteado históricamente en la Hermandad del Espíritu Santo desde sus comienzos. Ya en el año 1979, en pleno movimiento reivindicativo de las mujeres en otras Semanas Santas del país, nueve féminas solicitan su ingreso en la cofradía, lo que fue rechazado por mayoría en 1980.

Aunque la asamblea del Espíritu Santo se mostró contraria posteriormente a la incorporación de las mujeres, para adaptarse al Estatuto Marco del Obispado los nuevos estatutos fueron firmados por el Obispo el 31 de mayo de 2010, pasando a ser una cofradía mixta desde entonces.

Con un cupo cerrado en torno a los 400 hermanos, la Hermandad Penitencial de la Buena Muerte continúa siendo exclusivamente de varones, siendo -junto con la Real Cofradía del Silencio y la Penitente Hermandad de Jesús Yacente- las tres únicas del conjunto de la Pasión zamorana a las que aún no tienen acceso las mujeres como hermanas de pleno derecho, ya que la reciente aprobación de los nuevos estatutos de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis se adapta al Estatuto Marco del Obispado, por lo que previsiblemente desfilarán mujeres en la procesión del Martes Santo de pleno derecho en 2015.

El pasado viernes se cumplían 40 años de la aprobación canónica de las hermandades del Espíritu Santo y de la Buena Muerte. Dos hermandades que a lo largo de los años han incrementado el patrimonio devocional de los zamoranos y que han calado hondamente en el sentimiento del pueblo, hasta el punto de que hoy no se entendería la Semana Santa sin ellas.

 

*Para consultar más detalles sobre la historia de la hermandad  del Espíritu Santo, los lectores pueden consultar la página web oficial de la Hermandad Penitencial del Espíritu Santo en el enlace http://www.espiritusantozamora.org/

 

Comentarios