El Domingo de Resurrección puso el broche de oro a una Semana Santa histórica en Benavente, la primera celebrada con la Declaración de Interés Turístico de Castilla y León. A pesar de que la lluvia acompañó durante la semana, todas las procesiones pudieron celebrarse, y el sol quiso iluminar el último día.
La procesión de la Resurrección, organizada por la Real Cofradía del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y la Franciscana Cofradía de la Santa Vera Cruz, reunió a numerosos fieles. Tras la misa de Pascua, la Virgen de las Angustias partía desde la iglesia de Santa María, mientras el Cristo Resucitado aguardaba frente a San Juan del Mercado para encontrarse en la Plaza Mayor.
Acompañada por la Banda de Música Maestro Lupi y miembros de diversas cofradías, la Virgen recorrió las calles de la ciudad hasta llegar a la plaza, donde tuvo lugar el momento más emotivo: el encuentro de ambas imágenes, marcado por las tres venias, el cambio de vestidura de la Virgen del negro al blanco, el himno nacional, la suelta de palomas y una gran ovación del público.
La procesión continuó su recorrido por las calles de Benavente hasta concluir en la Ermita de la Soledad, poniendo fin a una Semana Santa vivida con intensidad, fe y emoción.