Ha sido un día histórico para la cofradía. El obispo de Zamora, Fernando Valera, ha firmado en la iglesia de San Juan el decreto que inicia el expediente para la coronación canónica de la Santísima Virgen de La Soledad.
Este acto ha sido organizado e impulsado por la cofradía Jesús Nazareno Vulgo Congregación que trabaja desde hace cinco años en este proyecto, paralizado durante la pandemia y retomado con energía desde la llegada del obispo.
La iglesia de San Juan acogió este acto solemne en el que estuvieron presentes el obispo de Zamora, Fernando Valera; el presidente de la cofradía Jesús Nazareno, José Ignacio Calvo, junto al resto de la Junta Directiva y su capellán; el canciller-secretario general de la diócesis, Francisco Ortega Vicente; el comisario episcopal del proceso, Juan José Carbajo; así como el resto de presidentes y presidentas de las cofradías y hermandades de Semana Santa de Zamora.
Monseñor Valera mostró su "gozo" por una advocación tan "entrañable, tan bella, tan de la mujer de Zamora" y señaló que una coronación "no es solo un adorno". "Es una corona de solidaridad, de cercanía, de espacio de convivencia, de alegría y de presencia de la cofradía en la Diócesis de Zamora", recalcó Fernando Valera.
El obispo dio con la firma del decreto el "pistoletazo" de salida de la coronación de la Soledad, un acto que supone para la cofradía una "alegría enorme", en palabras del presidente de la cofradía Jesús Nazareno, José Ignacio Calvo, tras más de un lustro detrás de este proyecto.
Calvo no disimuló su "sentimiento de júbilo" por llevar a cabo un "sueño" en la que la junta directiva de Jesús Nazareno se involucró "desde el primer momento que se lo di a conocer". El proceso de coronación culminará en un año tras la celebración de varias actividades que la cofradía dará a conocer en los próximos días.
Tras sus palabras, el canciller-secretario general de la diócesis, Francisco Ortega Vicente leyó el decreto que pone en marcha el expediente para la coronación canónica de la Virgen de la Soledad, con sede canónica en la Iglesia de San Juan Bautista.
Y explicó que La costumbre de representar a la Virgen teñida con corona recia data de los tiempos del Concilio de Éfeso y fue propagada por Occidente por los fieles religiosos y laicos, sobre todo desde finales del siglo XVI.
Los romanos pontífices secundaron esta forma de piedad popular y, por medio de obispos delegados por ellos, coronaron imágenes de la Virgen. Esta fe tan enraizada se simboliza adornando su cabeza con una corona real, una costumbre que se generalizó y que desembocó en ritos litúrgicos para coronar las tallas de la Santísima Virgen.